Universitarios llamados a liderar la transmisión del saber a la sociedad
Es un grupo reducido —el año pasado fueron trescientos veinte matriculaciones frente a los diecisiete mil estudiantes de la Universidad de Jaén— pero su relevancia es trascendental. Los doctorandos están llamados a ser la avanzadilla de las investigaciones de la institución educativa superior y en un momento como el actual, en el que el desarrollo científico es imparable, ostentan un papel primordial para demostrar el verdadero valor de la Universidad para la sociedad del siglo XXI.
Sobre todo ahora, ya que nunca antes hubo una internacionalización tan fructífera como la que se potencia desde ámbitos como el Espacio Europeo de Educación Superior o el Espacio Europeo de Investigación, los dos de los que forma parte este tercer ciclo.
Actualmente, los programas de doctorado están en un momento clave para el futuro. En breve se completará su adaptación a la convergencia europea, como ya se hizo con los grados y los másteres. El año pasado se publicó un nuevo Real Decreto y la Universidad de Jaén presentará en las próximas semanas la nueva oferta de los programas de doctorado. En este proceso, hay dos pilares básicos, la movilidad internacional y la trasferencia del conocimiento hacia la sociedad. “Se trata de formar profesionales que sean capaces de llevar a las empresas y al tejido producto ese conocimiento que se obtiene en la Universidad”, asevera Juan Jiménez Millán, director del Secretariado de Doctorado de la UJA. “Estamos en un momento de cambio y los programas de doctorado no pueden estar de espaldas a la sociedad”, añade.
La novedad fundamental es que la nueva legislación considera a los doctorandos como investigadores en formación. Es algo trascendental, ya que aún siendo estudiantes, su estatus se mejora notablemente, ya que desaparece la simple vinculación a la continuación del periodo de instrucción académica. “Ahora, quien hace la tesis se forma en investigación y tal y como está conformada la sociedad del conocimiento actual, los doctores van a ser las personas que ocupen los puestos de responsabilidad en estas empresas e instituciones encargadas del avance del día a día de las personas”, expresa el responsable del ramo de la UJA. Jiménez Millán subraya que con la reformulación de las líneas de formación doctoral se incrementarán las posibilidades tanto de la Universidad como de los propios doctores. “Las estrategias de la UJA no pueden ser ajenas a las nacionales o regionales. El futuro de la investigación pasa por la agregación de instituciones, pero también tienen que estar vinculadas en la de los campus de excelencia en los que participa: el agroalimentario, el de cambio global y el de patrimonio”, dice.
Sin embargo, igualmente decisivo será lo que los investigadores decidan. De ahí que todavía estén abiertas las posibilidades de los futuros programas. “Lo que está claro es que el doctorado se tiene que vincular al potencial de la Universidad. No es solamente una parte de formación docente, sino sobre todo formación investigadora. Estos programas que se desarrollen, que tienen que pasar por el proceso de verificación del Ministerio, lo harán en escuelas de doctorado”, concluye Jiménez.
Para que realmente sea efectivo el ingente trabajo de hacer una tesis, los objetivos han de centrarse en dar un efecto catalizador en la sociedad y no ser un producto de consumo interno de las universidades. Siempre hay detrás del doctorado la búsqueda de una satisfacción personal pero no se debe perder el horizonte del destino de los futuros doctores: promover el progreso en los diferentes ámbitos de la sociedad. Jesús Vicioso Hoyo /Jaén