Unas leyes más humanas

El caso del pequeño dentro de una maleta intentando entrar en España ha dado la vuelta al mundo y, con él, las incongruencias de un sistema que permite aberrantes situaciones como esa. No parece de recibo que se aplique una normativa de manera taxativa y sin un mínimo de cintura, echando por tierra todos los derechos de un pequeño que a fin de cuentas es la única víctima de esta historia. Mientras prevalezca la Ley de Extranjería por encima de la Ley del Menor, estas situaciones seguirán produciéndose todos los días.
Ahora parece que el final feliz para la familia está más cerca, después de que se le haya concedido al niño el permiso de residencia temporal, un documento que le permitirá, en breve, poder trasladarse a vivir con su madre en Canarias, una vez se superen también las pruebas de ADN necesarias. De momento, en el Centro de Menores de Ceuta aguarda, bajo la tutela del Estado, probablemente ajeno al revuelo mediático y social que ha suscitado. En la otra cara, el padre seguirá en prisión, después de denegársele por segunda vez la petición de puesta en libertad, acusado de colaborar para introducir a su hijo de manera irregular en Ceuta a través de la frontera del Tarajal.
Aunque la reacción llegue tarde, si la pequeña gran aventura de este menor sirve de precedente para que no vuelva a suceder, su pesadilla no habrá sido en vano. Es preciso establecer mecanismos a priori, de manera que no sea necesario llegar a medidas desesperadas para conseguir lo que se llevaba meses solicitando la reagrupación familiar y se denegaba de manera sistemática. Con una mirada más humana y cercana a la hora de hacer cumplir las leyes se evitarían verdaderos dramas humanos.

    22 may 2015 / 15:14 H.