Una vieja deuda saldada
Las ciudades Patrimonio de la Humanidad acaban de cerrar un penoso capítulo que arrastraban desde hace varias décadas: el lastre de una comunicación por carretera tercermundista con el resto de la provincia. El tramo de la Autovía del Olivar que se puso en servicio en la tarde de este pasado martes, el último que quedaba en obras en territorio jiennense, salda una añeja reivindicación de Úbeda y Baeza, y de todos los jiennenses en general, que cuentan así con un acceso digno desde la capital jiennense.
Los algo más de diez kilómetros que se estrenan desde Baeza hasta el Puente del Obispo representan mucho más que un tramo, son la culminación de los ochenta y tres que podrán hacerse de un tirón desde Martos, aunque queda todavía la espina hasta alcanzar el límite provincial con Córdoba, pasando por Alcaudete, un tramo del que no se tiene noticia alguna. La prioridad era colocar en el mapa como se merece las dos joyas renacentistas y limpiar de esa forma la penosa imagen que para el turismo suponía el acceso desde una carretera convencional, con desvíos y badenes insufribles desde hace años. Además, claro está, de las molestias de todos los jiennenses que se desplazaban por esa carretera. Las infraestructuras son la gran asignatura pendiente de la provincia, de ahí que la flamante autovía suponga un avance espectacular que, a buen seguro, repercutirá no solo en la comarca de la Loma, sino en la economía de todos los municipios que se encuentran situados en su radio geográfico. Al margen de reivindicar cuanto aún resta por terminar en materia de comunicaciones, como la A-32 entre Linares y Albacete, una añeja obra perenne, es de justicia estar de enhorabuena.