Una vida sostenible

Desde Barcelona. ¿Es posible vivir sin dañar el planeta? ¿Podemos vivir una vida realmente sostenible ecológicamente hablando? Una gran parte de la población es consciente de que únicamente para ir en coche o en tren al trabajo, ponerse desodorante, encender la calefacción o ya no decir, coger un avión, se está afectando de alguna manera a la sostenibilidad de nuestro ecosistema, ¿pero cuántos de nosotros realmente nos planteamos de actuar en consecuencia?

    07 abr 2013 / 08:54 H.

    El cambio climático, la crisis alimentaria o la explotación insostenible de recursos naturales sitúan la cuestión de sostenibilidad ambiental en el primer plano de la actualidad social y del debate político, desde lo local hasta lo planetario. La puesta en práctica del desarrollo sostenible tiene como fundamento “La Carta de la Tierra”, creada en la Cumbre de Río del 92, la cual presenta una articulación comprensiva de los valores y principios relacionados con la sostenibilidad. Pero, a pesar de los documentos elaborados desde las políticas globales, cabría plantearse si éstas realmente propulsan una concienciación real de la población o si en sí mismas participan de la perpetuación de políticas realizadas bajo un disfraz “ecológico” y “sostenible” cuando en realidad únicamente pretenden maquillar la escena mundial para que las grandes multinacionales sigan creciendo económicamente y contaminando mientras compran, por ejemplo, concesiones de emisión de CO2 a los países en vías de desarrollo económico. Así que, más allá de reciclar, coger el transporte público en lugar del coche o intentar reutilizar todo lo reutilizable, deberíamos plantearnos si nuestras políticas de base verdaderamente pretenden apostar por una sociedad realmente sostenible. Y si nos damos cuenta que no es así, exigir que se emprendan medidas para avanzar hacia ese ideal sostenible que podemos construir entre todos.
    Gemma Calaf Bellver