Una vida programada

Cada año se adelanta un poco más la Navidad, acabaremos comiendo polvorones y turrón con las gafas del sol y el bañador puestos. Aún con los calores otoñales, las estanterías de los supermercados empiezan a llenarse con productos navideños; llega el anuncio de la lotería y el black Friday, que nos invita a adelantar la compra de los regalos. Me pregunto a qué se debe esta prisa, este ansia por comernos las horas, los minutos, como si el mundo se fuera a acabar mañana. Y no es solo la Navidad, en los escaparates podemos ver los vestidos y trajes de comunión a más de seis meses para llegar a Mayo, con lo que crecen los niños puede que hasta cambien de talla en ese intervalo de tiempo. Las bodas se fijan con años de antelación, ¿cuántas parejas no se habrán roto en ese periodo prenupcial? Los viajes se contratan meses antes, para conseguir mayores descuentos. Una vida programada que nos va atando de pies y manos, que no deja lugar a la improvisación ni a lo espontáneo. Mostramos tanto interés en vivir el futuro que, a veces, olvidamos disfrutar del presente, siempre con la mirada fija en lo que vendrá después, siempre ansiando un mañana prometedor que nos colmará de dicha. Y esa felicidad se consigue con dinero, pues todo lo que nos ofrecen las campañas publicitarias navideñas se puede comprar. Esto me lleva a sacar una terrible conclusión: esta Navidad, los jiennenses estaremos entre los españoles más desgraciados, pues según la Agencia Tributaria somos la provincia que tiene los sueldos más bajos de España, un 35% menos que el salario medio nacional y poco más de la mitad de lo que cobra un madrileño de media. Estamos hablando de que en Jaén el sueldo medio es de 14.365 euros, mientras que en Madrid asciende a 24.567. ¿No es para echarse a llorar? Envueltos en esta locura consumista, en este adelanto de compras, de rebajas irresistibles, de obsolescencia programada no puedo sino preguntarme, ¿realmente somos más felices que nuestros padres o abuelos? Quizás, deberíamos reflexionar sobre lo que hemos perdido en este camino hacia el progreso acelerado.

    02 dic 2015 / 16:54 H.