Una vecina de San Juan, en pie de guerra por las grietas de su casa

Esperanza Calzado /Jaén
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Desesperada, enfadada y, en algunos momentos, al borde de hacer una locura. Así se encuentra Humildad Viedma, una vecina del barrio de San Juan que, desde hace dos años, ve cómo las grietas de su casa cada vez se hacen más grandes. Acusa al Ayuntamiento de ser el responsable y le pide que repare su hogar.

    29 nov 2011 / 09:52 H.


    Humildad Viedma Quesada nació en Bedmar, ahora hace 67 años. Se crió en una familia humilde y desde muy pequeña ha trabajado para conseguir un bienestar para ella y sus tres hijos. Durante muchos años estuvo en Almería, empleada en lo que hiciese falta para conseguir algo de dinero. Intentó labrarse un futuro de la mejor forma posible y casi lo consiguió. Con sus ahorros consiguió cumplir un sueño que comparte con millones de españoles, comprar una vivienda. Así, hace cuarenta años reunió la cantidad suficiente para adquirir la casa número 9 de la calle Santo Domingo, en el barrio de San Juan.
    Sin embargo, la vida no siempre le ha sonreído y, ahora, como ella denuncia, le da la espalda. Una enfermedad le ha dejado sorda y en agosto se separó de su marido, al que acusa de haberle robado su dinero y parte de sus joyas. Y por si fuera poco, lo que un día era una ilusión, crear un hogar, ahora se ha convertido en una auténtica pesadilla.


    Su denuncia se remonta a hace más de dos años, cuando se derribó el edificio contiguo a su vivienda y que, hoy en día, todavía es un solar. En aquel momento ya denunció ante el Ayuntamiento que las obras de demolición afectaban a su casa y, de hecho, así fue. Según narra Humildad Viedma, le “tiraron abajo”. Explica que la propia Corporación le reparó el destrozo pero que no tuvo en cuenta los deterioros que el paso del tiempo y las lluvias han ocasionado en su casa.
    Así, una gran grieta da la bienvenida a sus amigas —que la acompañan y la ayudan en todo lo que pueden— en la sala de estar. La peor parte, sin embargo, está en la segunda planta. En uno de los dormitorios la raja es tan grande que incluso puede meter la mano por el orificio. En otra de las estancias de la casa tiene un gran agujero por donde se filtra el agua cuando llueve.
    Humildad Viedma se ve impotente para reparar su casa. Sus ingresos apenas llegan a los quinientos euros mensuales y exige que sea el Ayuntamiento el que se responsabilice. Ha acudido varias veces a pedir una solución y nadie le da una respuesta. Los servicios sociales tampoco la pueden ayudar y ahora, ante la desesperación está dispuesta a hacer lo que haga falta para que le arreglen la casa.