Una sentencia justa, pero que llega muy tarde


Con verdadero asombro y perplejidad escucho y leo la noticia sobre esa madre que después de diez o de once años peleando en los tribunales, ha conseguido por fin que desde Bruselas se condene al Estado español por una clarísima negligencia de la Justicia española. La mujer, separada, perdió a su hija pequeña a manos de su exmarido, cuando la mató un día que tenía la visita con ella, a pesar de que por activa y por pasiva se había opuesto a que se quedara con ella a solas.

    06 ago 2014 / 22:00 H.

    Presentó casi cuarenta denuncias y escritos a todas las instancias, incluso al Defensor del Menor, pero nadie la escuchó y al final acabó, por desgracia, lo que ella tanto temía, que su exmarido asesinara a la pequeña. No se entiende que, en un asunto tan sensible, prevalezca el supuesto derecho de un padre, aunque sea un maltratador conocido y reconocido, ante el derecho a la vida de un menor. Más aún, ignorando por completo la desesperación de la madre. La sentencia de Europa llega tarde, tardísimo, pero al menos es un respiro moral ante tanto sufrimiento de esa madre. Y esperemos que sirva para que no suceda jamás.