Una salvación agónica para el equipo de fútbol de la capital

El Real Jaén respira, al menos por el momento, después de superar uno de los momentos más complicados de su historia reciente. Unas jornadas de pesadilla para los aficionados del club blanco que veían cómo se esfumaba su tabla de salvación en el más que polémico pleno del pasado viernes.

    01 ago 2010 / 22:00 H.

    La operación urbanística de recalificación de un terreno en La Imora para construir tres mil viviendas suponía una importante inyección económica en las paupérrimas arcas municipales, y seis millones de euros, además de la garantía de continuidad para el equipo de fútbol de la capital. Al margen de otras consideraciones o análisis de índole política, en lo que concierne a lo puramente deportivo, la situación cobró tintes absolutamente dramáticos, con la posibilidad más que cierta de decir adiós a la historia de un club que nació en 1922 si no se abonaba la deuda pendiente en un plazo realmente ajustado: las doce de la noche del pasado sábado. Al final, se logró pagar el 75% de la deuda “in extremis”, de manera que la espada de Damocles de la desaparición se esfuma y deja una sensación de alivio más bien agridulce, porque la solución definitiva está claro que no es esta.
    Quizás estas agónicas jornadas, en las que tan cerca parecía verse la desaparición del club de fútbol de la capital, sirvan para despertar a los jiennenses con vistas a las temporadas venideras para que se acerquen hasta el campo a animar a su equipo. Desde el llamamiento del pasado viernes para sumar abonados se ha superado el número de socios en dos mil, una cifra que da una idea de lo que aún puede movilizar este deporte, sobre todo, con el último “subidón” de ser campeones del mundo aún fresco en la memoria. El auténtico tesoro de cualquier equipo son sus seguidores, los aficionados que cada domingo animan a los jugadores, ellos dan la fuerza necesaria y representan el seguro de vida de su continuidad.