Una propuesta para "jugar" con la Historia a escala
Pepi Galera
Quién dijo que aprender Historia era aburrido? Los juegos de guerra, o wargames, como son conocidos en el país que les dio vida, permiten hacerlo de una forma muy lúdica. Cada jugador necesita saber unas nociones básicas del ejército que conduce, tales como su forma de organización, de avance o detalles de sus uniformes y armas, para, primero, fabricarlo y, después, planificar su estrategia durante la partida.
Quién dijo que aprender Historia era aburrido? Los juegos de guerra, o wargames, como son conocidos en el país que les dio vida, permiten hacerlo de una forma muy lúdica. Cada jugador necesita saber unas nociones básicas del ejército que conduce, tales como su forma de organización, de avance o detalles de sus uniformes y armas, para, primero, fabricarlo y, después, planificar su estrategia durante la partida.
“Es otra forma de ver y conocer la Historia”. Con estas palabras, así de sencillo, lo explica Juan Miguel Morillas, presidente de la Asociación de Modelismo Estático Prima Cohorte, un colectivo que reúne en torno a una treintena de seguidores jiennenses del miniaturismo y los juegos de guerra. A pesar de que pueda parecer una afición novedosa, no lo es para nada. De hecho, los juegos de guerra son casi tan viejos como la guerra misma. Por mencionar alguna referencia, existen evidencias que demuestran el uso de juegos para simular la guerra desde los tiempos del antiguo Egipto. Asimismo, casi cualquier adulto puede recordar los soldados de plomo de su infancia con los que pasaba horas y horas jugando. Este es solo el clásico inicio de los aficionados a estos juegos de guerra, que van mucho más allá. Los wargames combinan recreación histórica de pequeñas “obras de arte” de 10, 15 o 20 milímetros (hasta 120), con estrategia y un poco de azar. De hecho, un juego de guerra se define como “aquel que recrea un enfrentamiento armado de cualquier nivel (de escaramuza, táctico, operacional, estratégico o global) con reglas que implementan cierta simulación de la tecnología, estrategia y organización militar usada en cualquier entorno histórico, hipotético o fantástico”. Esta última apreciación es importante, ya que, aunque compartan muchas similitudes, los juegos históricos están muy diferenciados de los de fantasía, como son el Warhammer Fantasy o El Señor de los Anillos.
Los juegos de guerra no implican en ningún momento el uso de violencia física entre los jugadores. De hecho, solo consisten en la recreación de los terrenos de juego mediante maquetas o dioramas, sobre los que se disponen miniaturas. Dentro de los históricos, existen varios tipos o reglamentos. Están los basados en la antigüedad, como Field of Glory, que abarca desde las primeras civilizaciones, como la egipcia, hasta el Renacimiento, los napoleónicos, como el popular Lasalle, y otros basados en batallas bélicas más recientes, como la II Guerra Mundial. “Es posible escenificar cualquier batalla”, apunta Juan Miguel Morillas. Este tipo de juegos más complejos tienen su origen a principios del siglo XX en Inglaterra. “Los primeros aparecieron en torno a 1915”, destaca. De hecho, se cita la publicación de “Little Wars”, un juego de soldados para niños creado por H.G. Wells en 1913 como germen del mercado adulto.
Hace ya dos décadas que este tipo de juegos arraigó en Jaén gracias a la creación de la Asociación Prima Cohorte, que nació a través de cinco socios. En la actualidad, sus seguidores se dividen entre las dos facetas del modelismo: la estética —pintar y transformar las miniaturas— y la competición. De hecho, los miembros se reúnen casi todos los fines de semana en la sede para jugar o intercambiar ideas. Además, cada año organizan un torneo nacional que atrae a jugadores de toda España a la capital del Santo Reino. Este año, ha sido celebrada su décima edición. La próxima cita para estos aficionados será un torneo de Field of Glory que se celebrará el día 2 de julio, en Leganés.