09 mar 2014 / 10:12 H.
Parece lógico que si se aprueba una normativa en un sector, no se cambien las leyes del juego a mitad de la partida. Esa es la principal tesis que defienden las orujeras e la provincia, en la lucha que mantienen contra la decisión del Ministerio de Industria de rebajar la prima que reciben en la actualidad y que pondría en grave peligro la rentabilidad de esta actividad económica. Un importante agujero en la línea de flotación que afecta, como efecto dominó a todo el sector oleícola, que se ha unido como una piña a esta reivindicación, tal y como quedó de manifiesto en la reunión que sostuvieron el miércoles de esta pasada semana y en la que estuvieron representados no solo orujeros, sino también agricultores, envasadores o cooperativas o fabricantes. Con la paradoja añadida de que el propio Ministerio de Agricultura entiende también que la normativa que se prepara desde Industria conllevará el cierre de muchas orujeras. Además de la vertiente económica, el cierre de orujeras genera también un serio problema medioambiental, porque habría problemas para eliminar los alrededor de 3,5 millones de toneladas de subproductos del olivar que gestionan las doce plantas en la actualidad. Una nueva normativa en materia de energías renovables que, no hay que olvidar, supone también un mazazo importante para el sector porcino, con Vilches en la cuerda floja.