Una mejor educación vial, clave para hacer buenos conductores
Quince días ha durado la campaña especial de Tráfico para controlar el uso del teléfono móvil al volante, una extendida mala costumbre que no se termina de erradicar y que puede provocar distracciones más que peligrosas.
Durante estos días, del 9 al 22 de noviembre en concreto, se ha sancionado a sesenta conductores por este motivo, de los más de quince mil que se controlaron, lo que supone un porcentaje del 0,39 por ciento. Quizá en este caso, como en tantos otros, la estadística no refleje la realidad y es que aunque parezca un dato poco significativo, cada uno de ellos podría haberse transformado en un accidente mortal. La excesiva confianza es el peor aliado de la persona que tiene la responsabilidad de llevar el volante, porque un segundo significa la diferencia entre la vida o la muerte. Y cualquiera que se haya despistado alguna vez conduciendo sabe que esta afirmación no es exagerada. No en vano, las distracciones causan casi el 40 por ciento de los accidentes en carretera, distracciones entre las que se incluyen fumar o manipular radio del coche y que también son objeto de sanción. Todas las campañas son necesarias y cuantas más mejor, no tanto para intimidar con las multas y la retirada de puntos del carné, que también, sino por el carácter pedagógico que cada una de ellas lleva implícito. Porque en cuestión de educación vial hay aún demasiado camino por recorrer. En las escuelas ya se tiene muy en cuenta, con atractivas actividades con los escolares, pero se echa de menos un mayor peso en niveles educativos más elevados, como en la Educación Secundaria o el Bachillerato, donde los jóvenes están a las puertas de convertirse en futuros conductores. También es cierto que las familias no pueden ni deben evacuar responsabilidad en este aspecto. Con la suma de todos, escuela, familia y sociedad, algún día dejarán de ser necesarias este tipo de campañas de Tráfico.