25 abr 2014 / 22:00 H.
El gesto de abrir el agua costará más ahora cuando se aplique la modificación de la ordenanza que tiene previsto aprobar el Ayuntamiento de la capital en el pleno del próximo lunes. Desde el Consejo Económico y Social (CES) de la ciudad se pone el dedo en la llaga y se en el preceptivo trámite de su dictamen previo asegura que “no puede compartir” el incremento tarifario previsto desde el ente municipal y que supondría una subida que afectaría casi a la mitad de los contratos domésticos. Desde el organismo consultor se subraya que es difícil de entender desde la perspectiva ciudadana incremento alguno en una situación de crisis actual, aún más, cuando se plantean subidas por encima del IPC, como es el caso. Resulta inconcebible que en una ciudad en la que la calidad del agua deja bastante que desear, (por su elevado contenido en cal y los fuertes cambios de presión que afectan a un buen servicio), se plantee una recarga que viene a perjudicar las ya más que maltrechas economías domésticas, además, con el agravante de que se trata de un producto de primerísima necesidad y sobre el que no hay posibilidad de competencia con otra empresa a la que “mudarse” si hay descontento con el servicio actual. No se puede obviar el alto contenido social de la medida que se prepara, con lo que implica a la hora de cargar las tintas siempre en el más débil, en lugar de exigir más a la empresa concesionaria.