Una lucha inacabada
Fiel a su promesa, la ley integral contra la violencia de género fue la primera norma aprobada por el gobierno del presidente Zapatero. Con esta acción, no sólo se estaba poniendo sobre la agenda política un problema social grave, sino que se estaba lanzando un mensaje claro de tolerancia cero contra la violencia hacia las mujeres.
Desplegar todos los recursos y medidas que la ley contempla, supuso un trabajo intenso por parte de 5 Ministerios, la inversión de miles de millones de euros y la implicación activa de toda la sociedad. Cuando llega el 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género, es recurrente hablar de esta ley y si realmente ha servido para acabar con las víctimas. Lamentablemente ni ésta, ni ninguna ley lograría acabar con este problema de un plumazo, porque estamos ante una violencia ideológica que existirá mientras exista desigualdad, machismo y conductas de dominación, pero lo cierto es que la ley ha funcionado. Un análisis objetivo de la realidad hoy en España, nos habla de algunos avances, otros retrocesos y muchos retos aún por abordar. Hemos bajado el número de víctimas mortales y hay mayor sensibilización, también aumenta el porcentaje de mujeres que según el CIS manifiesta haber salido de la violencia. Sin embargo, los recortes del actual gobierno han influido en menos concienciación, menos llamadas al teléfono 016, menos denuncias, y todo ello redunda en menos protección, de hecho más del 75% de las mujeres muertas no habían denunciado previamente, viviendo así desprotegidas. Un informe reciente sobre las jóvenes nos alerta además, de que el 69% de las chicas dicen haber sido insultadas por el móvil, y refleja la grave dimensión que tiene este problema entre una generación, que se supone educada en parámetros de mayor igualdad. Todo ello demuestra que ante la violencia de género, no podemos racanear recursos ni bajar la guardia. La mejor herencia que podemos dejar a nuestros jóvenes es educarlos en igualdad y mientras eso no sea una realidad cotidiana en nuestras vidas, la violencia seguirá siendo un drama que nos impide vivir con autonomía y libertad y además ser felices.
Isabel Martínez es periodista