Una iniciativa que pretende respaldar a las víctimas de maltrato
El Congreso de los Diputados acaba de plantear que se agrave la pena en los casos de maltrato a la mujer cuando el agresor cometa el delito en estado de embriaguez o bajo los efectos de las drogas, una propuesta que ya ha recibido respuesta desde diversos ámbitos sociales. Y no es para menos, porque la iniciativa da pie a diversas interpretaciones y valoraciones sobre su eficacia real en este tipo de crímenes.
Las principales asociaciones de jueces consideran, en una primera valoración, que el castigo es “desproporcionado” y que, en todo caso, aumentar las penas de los agresores “no es la solución a los problemas”. Se acusa a la Cámara Baja de recurrir “al camino más simplón y desmedido” y que, en todo caso, no se puede comparar o equiparar un caso de infracción de tráfico, donde las drogas sí son agravantes, con uno de violencia contra la mujer. En todo caso, se plantean por qué no aplicarlo también en el resto de delitos violentos. En la otra cara de la moneda, asociaciones de mujeres aplauden la iniciativa sin la más mínima duda. Ponen en evidencia que está demostrado que cuando el compañero sentimental está bebido o bajo los efectos de estupefacientes, se multiplica siempre el riesgo de agresión, por lo que está claro que deber ser considerado agravante, no atenuante, como en la actualidad.
Estamos, eso es cierto, aunque un problema social de envergadura que probablemente no se erradicará con mayores condenas, pero sí es cierto que todo suma y que el hecho de que el agresor sepa lo que le espera, si funciona en otros delitos, quizá en este tipo de casos también tenga eficacia. A priori, parece elemental que el carácter disuasorio es importante y no se debe retirar la propuesta, al menos, sin un mínimo de reflexión por parte de todos los agentes o colectivos que tengan algo que decir en la lucha contra esta auténtica lacra.