Una extraordinaria amistad entre sellos, versos y censura
Una amistad en mayúsculas, una relación que surgió “como un flechazo y fue más allá de la muerte”. Un amor extraordinario, sin su sentido romántico, que unió a Vicente Aleixandre con “Miguelillo”, como el premio Nobel llamaba al poeta del pueblo. Ahora, la correspondencia inédita que el sevillano remitió a Miguel Hernández y a su viuda, Josefina Manresa, a lo largo de medio siglo, —desde la primera el 27 de julio de 1937, hasta que falleció en 1984— ha sido editada por el Instituto de Estudios Giennenes y la editorial Espasa. Son 309 cartas que forman parte del legado del poeta que la Diputación adquirió en 2013, depositado en el IEG y expuesto en el Museo que lleva el nombre del poeta de Orihuela y su esposa en Quesada. Jesucristo Riquelme es el editor de De Nobel a novel, la publicación que contiene estas desveladoras cartas. El autor estuvo en Jaén, para presentarla junto con el presidente de la Diputación, Francisco Reyes, y Pilar Cortés, directora de Espasa.

“Es un homenaje a dos grandísimos poetas que pese a su amistad estuvieron en las antípodas, porque mientras Aleixandre fue Premio Nobel, pero no es nada conocido, el escritor oriolano murió con 31 años, estuvo proscrito y ahora pasa por ser el gran poeta popular y el gran poeta leído”, destacó Riquelme. “Este epistolario contiene muchos secretos, entre ellos las claves de la poesía de Aleixandre; o que el Nobel estaba muy interesado en el teatro de Miguel Hernández, porque era consciente de que para ganarse la vida como literato con la poesía no podría hacerlo, pero sí con el teatro”, aseguró el editor. Y es que el bienestar de Hernández y su familia, una vez fallecido, fue una de las grandes preocupaciones del Nobel sevillano, que quedó prendado del autor de Andaluces de Jaén desde el mismo momento que se conocieron.
“Estas cartas son una excelente muestra de la íntima amistad que unió a estos dos creadores, que Aleixandre siguió cultivando con Josefina Manresa tras la desaparición del poeta alicantino”, explicó Reyes. “Para que su poesía llegara hasta nuestros días, resultó decisiva la figura de uno de los mejores amigos que Miguel Hernández cultivó en vida, el Nobel sevillano , que fue uno de los máximos valedores y avalistas de la calidad lírica del poeta de Orihuela cuando era prácticamente un desconocido”, añadió. “Estas páginas dan un testimonio profundo de la amistad entre ambos poetas, que se tradujo en que Aleixandre, por ejemplo, aconsejó a su viuda en cuestiones como la difusión y protección de la obra de Hernández o los contratos con las editoriales”, recordó Pilar Cortés.