Una efeméride democrática para subrayar trayectorias ejemplares

Un 3 de abril de 1979 se convocaron las primeras elecciones municipales democráticas en España. Una fecha de singular importancia democrática que significa un punto de inflexión en la historia del país y que supuso en la práctica fijar los pilares cercanos de la Administración sobre los que se asienta un estado democrático. Durante este año serán numerosos los merecidos homenajes que reciban personas que desde el ámbito local jugaron un papel crucial en el desarrollo de una joven democracia que requería de buenas dosis de improvisación, imaginación y, sobre todo, de la voluntad y las convicciones de un selecto grupo de pioneros que desempeñaron una función esencial. Labor que con el paso del tiempo y con la perspectiva que da la historia se antoja vital para que España sea hoy el país que es. Muchos son los valores ensalzados de aquella Constitución Española de 1978 y, aunque ahora también se imponga cierto revisionismo negativo sobre la labor que jugaron personas y partidos, conviene contextualizar la crítica en el paréntesis histórico de aquellos años. Y sobre él cobra más valor la tarea ingente de alcaldes y concejales que cuando todavía el temor no dejaba romper los anhelos de libertad, dieron la cara en tiempos más que revueltos. Por esta razón, en el trigésimo aniversario es necesario también divulgar estos compromisos ejemplares para que las nuevas generaciones que sólo tienen una perspectiva académica le pongan cara y relato personal a un periodo histórico tan relevante. Días en los que primó la tolerancia y la construcción de un bien común por encima de los intereses partidistas e ideológicos. Días de renuncias y olvidos momentáneos para que heridas abiertas no lastraran aún más el futuro de más españoles. De ahí que también sea el momento para rescatar del olvido a aquellos cuya labor no debe quedar sepultada por la historia.

    05 abr 2009 / 09:29 H.