Una década marcada por el paso a la modernidad
Inmaculada Espinilla
En diciembre del año 1999, se escribieron muchísimas páginas sobre el llamado “efecto 2000”. Existía el temor de que los aparatos informáticos del mundo tuvieran problemas y que no pudiesen volar los aviones y se perdieran archivos de gran valor, entre otros. Al final, no ocurrió nada de lo previsto por los más tremendistas. Desde entonces, han pasado once años y la canción de Bob Dylan “Los tiempos están cambiando” se cumple en Jaén.

En diciembre del año 1999, se escribieron muchísimas páginas sobre el llamado “efecto 2000”. Existía el temor de que los aparatos informáticos del mundo tuvieran problemas y que no pudiesen volar los aviones y se perdieran archivos de gran valor, entre otros. Al final, no ocurrió nada de lo previsto por los más tremendistas. Desde entonces, han pasado once años y la canción de Bob Dylan “Los tiempos están cambiando” se cumple en Jaén.
La transformación de la provincia fue absoluta. Entonces ni siquiera se escuchaba hablar del sistema tranviario. Su implantación, en el último año, ha cambiado la capital. Las calles se han adaptado para su paso y, hoy, se espera la llegada de los primeros trenes. Arquitectónicamente, la capital ya no es lo que era. Cientos de obras han modificado los rincones de la ciudad. Sirven como ejemplo, la Plaza de la Constitución, la de Coca de la Piñera y Santa María. Tampoco entonces se pensaba que la Catedral pudiera llegar a ser Patrimonio de la Humanidad. Hoy está más cerca que nunca que su expediente se incluya en el de las ciudades de Úbeda y Baeza.
A comienzos del año 2000, el olivar suponía el eje de la economía provincial, algo que persiste en la actualidad. De hecho, la muestra Expoliva 99 se consolidó como la feria más importante del aceite con 250 expositores. Esta afirmación sigue en vigente en 2010, pues está más que consolidada. A finales de 1999, las expectativas económicas eran positivas y, sin embargo, la crisis económica actual es tema de conversación en bares, familias e instituciones. Todavía no se dislumbran signos de mejora en el horizonte.
Algo que no ha cambiado sustancialmente es el tráfico. Sí que se han modificado las direcciones de las calles y su trazado, pero sigue siendo la pesadilla de los conductores. Muchos terminan sin saber, a causa de las obras, por dónde circular y los atascos no han perdido intensidad.
En el plano político, el Partido Popular gobernaba en el Ayuntamiento de la capital, hoy existe una coalición entre PSOE e Izquierda Unida, que espera los comicios municipales del próximo año.
Estos son hechos. Sin embargo, la década se compone también de anhelos y aspiraciones de futuro. Los jiennenses luchan por situar a la provincia en un lugar de referencia en la región y, cómo no, de España.
El crecimiento en el número de habitantes y la incorporación de las nuevas generaciones trajeron consigo savia fresca. Jaén tiene gran potencial y sus ciudadanos empiezan a ser conscientes de que la provincia es un lugar tan fascinante como las grandes ciudades, pero con el encanto de las pequeñas. Se empieza a sacar pecho y a exigir un lugar.
La provincia se adapta a las nuevas modas y se sube al carro de la sostenibilidad. Instalaciones de placas solares surgen entre los olivares de la provincia y, en el plano de la investigación, ha sabido captar las miradas de los principales científicos del mundo. Son diez años de vida y de historias. Al hacer balance, muchos pensarán que “parece que aún fue ayer”.
Algunos de los problemas siguen siendo los mismos, como la dependencia del olivar y la dificultad para diversificar la economía. Por el contrario, también hay logros. La estructura del Museo Íbero ya se contempla en el Paseo de la Estación y ya hay un proyecto para construir la ciudad sanitaria, que irá de la mano con la Facultad de Medicina. Algunos elementos se han quedado por el camino, como la mítica tienda de Furnieles, en la que se podían comprar juguetes y otro tipo de accesorios, o la fábrica de cervezas El Alcázar. Ahora, en su lugar, se levanta una factoría de Heineken. No importa. Es el paso del tiempo. Hoy Jaén se analiza. Piensa en lo que creció y lo que le queda por hacer, pero, tal vez, lo más importante es llevar la vista al futuro para que dentro de 10 años se puedan volver a analizar las mejoras de la próxima década.