Una década de prosperidad
Estudiaron Matemáticas en Granada y consiguieron la titulación. No tenían claro qué hacer, pero coincidían en una idea tan interesante como compleja en términos económicos: crear una academia universitaria en Jaén. Raúl Merino (treinta y cuatro años) y José Alberto Castro (treinta y seis) son los socios fundadores del Centro Epsilon. La empresa, que está en su undécimo ejercicio, ya ha firmado diez años de actividad en la educación.
Hoy son siete el número de trabajadores, incluidos los emprendedores. Ya han pasado más 4.500 alumnos por la academia, ubicada en la calle Perpetuo Socorro. “Aquí siempre hemos tenido competencia. Pero es cierto que hubo centros que cayeron con la crisis. Nosotros nos hemos consolidado”, dice Merino.
La llegada de las nuevas tecnologías —la digitalización en las aulas— no ha sido un escollo para el negocio. Sí causó un impacto negativo la entrada del Plan Bolonia, que deja en el dique seco a la empresa en verano. “Aunque hemos ganado en calidad de vida”, admite Castro, quien considera que emprender es una vía estupenda y necesaria: “Animo a la gente a que lo haga. Creo que hay personas con talento desperdiciadas en la administración pública”, dijo.
El Centro Epsilon sorteará regalos —como matrículas gratuitas— para celebrar su década próspera.
Más de cuatrocientos autónomos en 2015. Interesante aumento del número de empresarios jiennenses en un solo ejercicio. Si en noviembre de 2014 había 38.549, el mismo mes del presente ejercicio cerró con 38.964. Esto es: más de 400 (415) altas, según los últimos datos de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).
Raúl Merino, de Centro Epsilon, asegura que, pese a las dificultades, emprender merece la pena. “Es complicado ser autónomo, porque tienes muy pocos derechos. Prácticamente solo trabajas para pagar impuestos, como la cuota”, lamenta.
El sacrificio constante es una de las claves para consolidar un negocio. “Nosotros trabajamos en torno una docena de horas de lunes a a jueves”, explican los propietarios del Centro Epsilon. “Que generemos puestos es un orgullo”, concluyen.