Una confusión que subraya el celo policial contra los etarras
La banda terrorista ETA quiere hacer creer que está dispuesta a cambiar, con el eufemismo de vender “su total disposición a dar los pasos necesarios para favorecer el cambio político”, pero sin decir abiertamente que está dispuesta a dejar de matar. Sería simple condenar la violencia de manera clara, pero los rodeos que dan ponen en evidencia que sigue siendo el mismo perro con distinto collar.
El último comunicado de los etarras, que carga de manera directa contra el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se publicó este domingo en el diario “Gara”, un escrito al que ningún demócrata acaba por dar crédito y en el que no se hace referencia alguna al asesinato del pasado martes que costó la vida a un policía en Francia. En este contexto se produce también la confusión de cinco bomberos españoles con un comando terrorista, un malentendido desafortunado, desde luego, pero que viene a demostrar el enorme celo policial a la hora de investigar hasta el final todas las pistas. No es el momento de buscar responsables ni responsabilidades, sino de centrar los esfuerzos en localizar a los que huyeron del lugar del crimen después de tirotear al gendarme francés el pasado martes. Esa es la única prioridad. Del error se aprenderá, de hecho el ministro Rubalcaba ya se ha hecho responsable de todo lo ocurrido, y lo importante es que los bomberos están ya en casa. Algo ha fallado, sin lugar a dudas, pero no deja de ser una lamentable confusión que, afortunadamente, se ha podido subsanar a tiempo sin males mayores. Los propios policías implicados en el tiroteo creyeron reconocer en los españoles a los protagonistas del crimen. De momento, el único detenido el martes, sobre el que pesa una orden de busca y captura de la Audiencia Nacional, ha ingresado en prisión provisional y no se descansa en la búsqueda de los huidos, responsables del crimen del primer gendarme galo asesinado por terroristas.