Una catrina esconde los sonidos más oscuros de seis nuevos temas
Media docena de guitarras, carteles de actuaciones pasadas, posters de otras bandas y alguna que otra foto. Por el suelo, fundas de más guitarras, una batería a piezas, dos micros y un violín sobre un taburete. Muy cerca, una mesa preside el espacio, la de grabación y mezclas... Ese es el “refugio” de Pandora, donde nacen y crecen sus canciones, en cada ensayo, pero también donde las inmortalizan. Y ahora otra nueva colección, de seis, ya está entre sus manos, en forma de disco. Apenas hace dos días que llegaron las cien primeras copias que han editado de La taberna del loco, lo nuevo de la banda jiennense.

“Lo grabamos aquí mismo, hace apenas un mes”, dice Juan Carlos Jiménez, guitarra, voz y también compositor, sentado en el centro del local de ensayo. “Lo grabamos en analógico y aquí no hay cortes; si te equivocas, empiezas de nuevo”, dice. Pero, en cambio, el sonido es “más real”, el que luego suena en el escenario. Allí, en el directo, es donde se conoce a la auténtica Pandora.
Con la resaca de una noche inolvidable sobre el escenario de la Mae West de Granada, donde tocaron este jueves y estrenaron las nuevas canciones, tienen ya la vista puesta en su próximo concierto, mañana, en la fiesta benéfica de los Ángeles Guardianes, donde participan por tercer año. Esta será la oportunidad para tocar “en casa”, en Jaén, los nuevos temas de La taberna del loco, título del segundo corte, que eligieron para llamar a su segundo disco, tras Camino del Sur (2013). A esta se suman Cantinero, que es la abre el disco; Santa Cruz, un tema que ya tiene más rodaje en sus directos; La flor del mal, En el andén y Me has vendido. Todo con un aire muy oscuro, desde su portada, una catrina —la calavera mexicana, símbolo de la muerte— en blanco y negro. Pero también refleja el sonido que hay en su interior: “Más oscuro, con guitarras eléctricas”, dice. Rock, folk, tex-rock... No se ponen etiquetas. “Hay muchas influencias y lo mejor es el resultado de todas ellas”, añade Yeshyca Ruiz, el violín que aporta ritmos irlandeses a su sonido, aunque cada vez más diluidos. Una evolución natural desde que comenzaron su andadura en 2010, con muchas horas de directo a sus espaldas y cambios en la formación, como la última incorporación, José Luis Lendínez, “Monda”, en la batería. Él forma parte ya de ese 2013 magnífico para Pandora, en el que tuvieron medio centenar de conciertos.
Y 2014 no se les plantea nada mal tampoco. Con La taberna del loco debajo del brazo, mañana tocan en Jaén y el próximo viernes, en Córdoba, en Jazz Café. Y en junio, volverán a tocar en la sala Iroquai de Jaén. Pero quizá la cita más esperada sea el Festival Etnosur, donde actuarán el sábado 19 de julio, a las cuatro de la tarde, en el Paseo de los Álamos. Son la primera banda jiennense que participará en los encuentros étnicos y para ellos puede suponer una plataforma única para exhibir su trabajo y su valía.