Una buena jugada a tres bandas
El estilo político del nuevo presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, auguraba cambios en las estructuras de poder de las ocho provincias andaluzas. La remodelación impulsada en las consejerías tuvo su particular efecto dominó en un momento crucial en el que la provincia necesita perfiles políticos valientes para afrontar nuevos retos. Griñán quería un cambio y el líder de los socialistas jiennenses se lo sirvió en bandeja: Felipe López. El secretario general del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, aterrizó en la Diputación Provincial de Jaén antes, incluso, que Felipe López, el hombre que dirigió el ayuntamiento de ayuntamientos durante quince ininterrumpidos años. Llegó a ser diputado de Turismo e, incluso, vicepresidente antes de ser nombrado delegado del Gobierno andaluz en Jaén. Fueron muchos años y demasiadas horas juntos, que hicieron de Francisco Reyes la mano derecha de Felipe López. El ahora líder de los socialistas jiennenses consiguió brillar de una forma espectacular en toda su trayectoria en el seno del organismo provincial. Y eso nunca se olvida. Ahora, en un momento de dificultades económicas y de cambio político en Andalucía, Francisco Reyes, consciente de su peso político, sitúa en el mejor de los escenarios a su compañero y amigo.
El estilo político del nuevo presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, auguraba cambios en las estructuras de poder de las ocho provincias andaluzas. La remodelación impulsada en las consejerías tuvo su particular efecto dominó en un momento crucial en el que la provincia necesita perfiles políticos valientes para afrontar nuevos retos. Griñán quería un cambio y el líder de los socialistas jiennenses se lo sirvió en bandeja: Felipe López. El secretario general del PSOE de Jaén, Francisco Reyes, aterrizó en la Diputación Provincial de Jaén antes, incluso, que Felipe López, el hombre que dirigió el ayuntamiento de ayuntamientos durante quince ininterrumpidos años. Llegó a ser diputado de Turismo e, incluso, vicepresidente antes de ser nombrado delegado del Gobierno andaluz en Jaén. Fueron muchos años y demasiadas horas juntos, que hicieron de Francisco Reyes la mano derecha de Felipe López. El ahora líder de los socialistas jiennenses consiguió brillar de una forma espectacular en toda su trayectoria en el seno del organismo provincial. Y eso nunca se olvida. Ahora, en un momento de dificultades económicas y de cambio político en Andalucía, Francisco Reyes, consciente de su peso político, sitúa en el mejor de los escenarios a su compañero y amigo. Felipe López se convierte en la apuesta del secretario general del PSOE de Jaén y en el centro de un movimiento estratégico, institucional y orgánico, que supone un espaldarazo a su saber hacer, a su enorme valía política y al respeto que se ha ganado en los noventa y siete municipios en una intachable trayectoria. Se trata de jugada a tres bandas en la que mucho tiene que ver el presidente de la Junta de Andalucía y líder de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán, quien no sólo bendijo la estrategia de Francisco Reyes, sino que también elogió efusivamente, en un gesto sin precedentes, la conformidad de Felipe López a un cargo que marcará un antes y un después en su vida política.
fortalecidos. El movimiento estratégico a tres bandas supone una jugada perfecta en la que todos salen fortalecidos. Incluso la propia Teresa Vega, que asume la Dirección General de Infancia y Familias con total deportividad. La hasta el martes delegada del Gobierno andaluz en Jaén abandona el cargo con la convicción de que su bagaje profesional contribuirá a enriquecer las políticas impulsadas por la Consejería de Igualdad y Bienestar Social. Una teoría que choca con quienes piensan que supone una marcha atrás en su trayectoria y una rectificación a tiempo.
Felipe López presidió ayer la sesión plenaria número 200 de la Diputación y el coche con el que se traslada desde Alcalá hasta la capital habitualmente marcó los 500.000 kilómetros el mismo domingo. Dos números redondos que presagian una etapa redonda para un político ejemplar.