Un trampero anda suelto

Vuelve a ocurrir. Alguien ha “sembrado” los montes de las afueras de la capital con peligrosas trampas, minuciosamente preparadas para provocar un accidente. Una peligrosa práctica que pone en riesgo la vida, no solo de ciclistas, sino también de corredores y senderistas que pasean por caminos forestales.

21 ago 2015 / 09:28 H.

El pasado martes por la tarde, Manuel Pérez, un vecino de la capital, encontró uno de estos cepos en la zona del barranco del Megatín, entre Jaén y Torredelcampo. Se trata de una tabla de madera con tres puntas de diez centímetros de longitud. “Estaba muy bien enterrada en el carril, muy cerca de una zona conocida como la Fuente del Vicario”, explica este deportista perteneciente al Club de Trailrunner de Jaén. “Iba corriendo cuesta arriba, por lo que no iba muy rápido. Además, me iba fijando en no pisar piedras sueltas. Fue entonces cuando la vi”, explica.

Manuel Pérez piensa que la trampa llevaba puesta muy poco tiempo: “Los clavos estaban prácticamente nuevos, al igual que la tabla”, explica. Unos días antes, otro corredor encontró un cepo muy parecido en un lugar cercano. Ambos hallazgos, de los que ya tiene constancia la Guardia Civil de Jaén, confirman que un trampero anda suelto. La Benemérita se ha comprometido a intensificar la vigilancia en la zona para intentar localizar al autor de los hechos.

Afortunadamente, no es una práctica generalizada, pero sí es verdad que cada vez son más los casos en los que se denuncia la aparición de estas trampas en senderos y caminos de la provincia. Muchas de ellas tienen el objetivo de dificultar el paso. Las ponen cazadores, ganaderos o propietarios de fincas para ahuyentar a ciclistas y motoristas de los caminos porque les resultan molestos. O, simplemente, las coloca alguien solo por el mero hecho de hacer daño. Lo que ocurre es que las consecuencias pueden llegar a ser fatales.

A principios de 2013, varios corredores jiennenses resultaron heridos en un pequeño intervalo de tiempo, tras pincharse en la planta de los pies con clavos estratégicamente escondidos en carriles de El Neveral o Jabalcuz, entre otros parajes. Los deportistas, sobre todo los ciclistas, denuncian que el peligro no está solo en el reventón de una rueda, sino en las caídas que se pueden provocar y que pueden tener gravísimas consecuencias. En Jaén, también se han hallado piedras ocultas para provocar impactos.
Además, hay otro tipo de cepos que pueden ser aún más peligrosos. Toparse con un cable a la altura del cuello, por ejemplo, o los alambres de espino colocados entre dos árboles a la altura de la cara pueden resultar letales. Hay que recordar que, hace apenas un mes, un ciclista falleció en Cantabria al engancharse con un cordón de alambre y caer. En la comarca de Linares, ciclistas encontraron cordones de alambre y sedales metálicos en carriles del distrito minero por donde transitan con sus bicis.