Un tesoro inagotable

Desde jaén. El domingo, día 11 de Agosto, en el Evangelio se exponía: “Haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

    23 ago 2013 / 07:32 H.

    En estas frases se ponen de manifiesto la temporalidad y precariedad de nuestros bienes temporales, la necesidad de que aspiremos a los bienes espirituales, que no se echan a perder y nos conducen allí donde todos anhelamos: el cielo. Nuestro tesoro ha de ser Cristo y su palabra, todo lo demás queda aquí abajo y se pierde. Tenemos una gran necesidad de amor, de paz, de justicia, que hallamos solo en Jesús. Anhelamos la felicidad y la trascendencia que nos esperan en la vida eterna. Los bienes materiales siempre dejan un vacío difícil de llenar. Nuestro tesoro inagotable allá en el cielo nos espera y con él nuestros más profundos deseos de felicidad inacabable. Cristo es el principio y el fin y ha de ser nuestro destino.
    Concepción Agustino Rueda