Un sistema que nos atonta

A veces, nos encontramos personas que, por circunstancias de la vida, no han podido aprender a leer o a escribir. Esta gente, en su gran mayoría, suelen ser personas mayores que vienen de épocas bastante más convulsas que la actual. Hablo de épocas como la Guerra Civil o, incluso, la Segunda Guerra Mundial. Es absolutamente coherente que estas personas no hayan podido acceder a una educación como la que tenemos nosotros actualmente. Una educación “de calidad” —lo escribo entre comillas porque, si pones un mínimo de interés, te enseña a leer y escribir, las cosas básicas, aunque luego seas, realmente, un analfabeto social, pues el conocimiento real viene del interés de uno, de buscar, de ser autodidacta—. Pero en la actualidad te encuentras cada chaval que dan ganas de meterle en un baúl y tirar la llave al Monte Perdido de El Señor de los Anillos. Me refiero a estos que se autodenominan “reshulones”, que se saben de carrerilla, del primero al último, todos los personajes que salen en “Mujeres y Hombres”, pero si le preguntas qué es El Quijote, te dirán que suena a discoteca de “House”. Esta gente, que carece de cultura desde antes de que nacieran, no ponen ningún tipo de interés en aprenderlo. Puedes, incluso, intentar enseñarles, en un intento desesperado por intentar salvar a la humanidad de que estos seres se reproduzcan. Pero, a la larga, es totalmente inútil. Pero esto no es consecuencia, tampoco, de que nuestra juventud no se sienta motivada por ser muy cómoda. No se puede motivar un joven a aprender si el sistema educativo sigue siendo, actualmente, como era cuando yo estudié en el instituto. Porque yo he tenido asignaturas donde aprobabas con cuatro trabajos tontos. Eso no se puede permitir. No se puede permitir chavales con faltas de ortografía graves a los 23 años. No es que sea un gramanazi, intento ser coherente. Y yo soy joven, ojo.

    18 may 2015 / 14:54 H.