Un sendero que muestra la vida y la cultura del olivar

Puede que en una provincia con cuatro Parques Naturales no sea el más espectacular de todos los senderos de gran recorrido (GR). De hecho, los montañeros y senderistas, aunque lo conocen y lo han andado, se desvían a otras zonas. Sin embargo, el GR-146 es el que mejor recoge la esencia de esta tierra.

    21 jul 2013 / 09:00 H.

    “Jaén es un mar de olivos”, se suele decir y, precisamente, las sendas del GR-146 atraviesan amplias zonas de este cultivo. Aquí se encuentra uno de sus principales atractivos: conocer las tareas agrícolas. Ideal para recorrerlo en primavera y otoño, sumerge al caminante en la cultura del aceite de oliva, al mismo tiempo que atraviesa otro tipo de paisajes, como pinares de carrasco, negral y algunos piñoneros, encinas, lentiscos, enebros y madroños con abundancia de sotobosque con romerales, tomillos y algunas jaras.
    Con el nombre “Montes y olivares de la Sierra de Segura”, este sendero parte de Hornos y concluye en Villarrodrigo. Sus 56 kilómetros de longitud adentran al visitante, tal y como explica Pedro Ruiz, el encargado de hacer el trazado del GR-146 junto con Javier Broncano, en un balcón natural, de un lado, hacia la alta montaña segureña y los valles del Trujal y del Segura y, del otro, a las estribaciones de Sierra Morena. “A lo lejos se encuentran las provincias de Ciudad Real y Albacete”, apunta. Tal y como se explica en la web de la Federación Andaluza de Montañismo (FAM), es de los tres senderos de gran recorrido que discurren por la Sierra de Segura el que pasa por zonas de menor altitud. De hecho, sus sendas y pistas recogen las estampas de la media montaña, es decir, de altitudes inferiores a los 1.200 metros.
    Promovido por la Asociación de Desarrollo Rural de la Sierra de Segura, su función principal fue articular la red de senderos de la zona y unir poblaciones.
    Inmaculada Espinilla