Un semillero de enigmas
Teudiselo Cobo Martínez, inspector municipal de Sanidad, firmó, en Chiclana de Segura, en 1915, una narración sobre la llamada “Piedra del Letrero”. Hace un siglo que este artículo fue incluido en la publicación “Don Lope de Sosa, crónica mensual de la provincia de Jaén”.

El empleado público es uno de los culpables del halo de misterio que rodea a esta lápida, sobre la que existe una amplia literatura, firmada por el escritor arjonero Juan Eslava Galán, que relaciona esta obra con los templarios, o el historiador chiclanero Constancio Zamora Moreno, también habla de esta pieza. La singularidad de la “Piedra del Letrero” es su inscripción, que reprodujo el inspector de Sanidad en los primeros años del siglo XX y que, en la parte superior, corresponde a los caracteres “A”, “B” y “3”. Bajo estos símbolos, una especie de cruz patriarcal, símbolo de cardenales y obispos, aunque, inusualmente invertida, y, en la base del símbolo, la frase: “Dios i María”. Teudiselo Cobo Martínez habla de que es célebre esta composición labrada en la roca y que objeto de “versiones fantásticas”.
Las dimensiones de esta losa, o “banco de roca silícea”, como se la describe, no eran pequeñas, con una longitud de diez metros y una anchura de doce. Y lo cierto es que, más allá de relatos sobre caballeros templarios o calatravos, a los que se considera herederos de los primeros, la pétrea lápida existió, según apuntan todos los indicios. El próximo lunes, de hecho, comenzará la segunda fase de las excavaciones arqueológicas en el paraje donde se sitúan estos restos, el cortijo “Canuto” de Venta de los Santos, en el término municipal de Montizón, a menos de un kilómetro de Chiclana de Segura. La Secretaría General de Cultura de la Junta de Andalucía es la que da el visto bueno a estos trabajos, impulsados por el Ayuntamiento de Montizón, con un apoyo económico de la Asociación para el Desarrollo de la Comarca de El Condado (Asodeco), de más de siete mil euros.
En 2012, en la primera fase de las excavaciones, se localizó lo que parecía la lápida tan solo tres días después de retirar escombros de la cortijada, pero no hubo más avances. David Lorenzo Sáez, coordinador de Cultura de Cultura de Asodeco, hace un llamamiento a los voluntarios para que se sumen a las intervenciones en las que espera ir más allá. Esta confianza es compartida por el alcalde de Montizón, Valentín Merenciano.
Y es que, aparte de las novelas y la recopilación de leyendas o invenciones, que hablan de que la “Piedra del Letrero” era una copia de la Mesa del Rey Salomón, una especie de portal cabalístico para comunicarse con Dios, la desaparición de la piedra también tiene su miga, ya que es relativamente reciente e invita a investigar. Sobre ella se levantó un cortijo sobre 1946, por lo que muchos de los más viejos del lugar en Venta de los Santos todavía la recuerdan, como tienen también memoria de lo extraña que les resultaba de entender. El propósito del equipo de campo que dirigirá Alberto Fernández Ordóñez es hacer un recorrido por el pasado de este paraje y catalogar todos los restos arqueológicos que se localicen y, sobre todo, aclarar qué valores históricos tiene la llamada “Piedra del Letrero”.
La Mesa del Rey Salomón de Arjona
El novelista Arjonero Juan Eslava Galán encontró, hace casi dos décadas, en Granada, una extraña piedra, así lo explican en el Ayuntamiento, donde se exhibe esta pieza, que este ilustre vecino donó a su pueblo. La leyenda que la rodea es curiosísima y la vincula a Montizón puesto que, de una mezcla de ficción literaria y leyenda, sale la historia de que este tesoro arjonero es parte de la Mesa del Rey Salomón, lo que se dice que podría representar la Piedra del Letrero. Este objeto, según la tradición local, estaba a los pies de la cripta del arjonero barón de Velasco, también marqués de Velillos, que se construyó una espectacular capilla neobizantina en este municipio. La pieza sale de allí durante la Guerra Civil y no es hasta que la encuentra Eslava Galán hasta que regresa a la provincia. Los relatos sobre la Mesa del Rey Salomón que la colocan en España hablan que los templarios, tras hacerse con ella en Jerusalén, la extravían. Ahí es donde entra en escena Arjona y otras hipotéticas ubicaciones, como Toledo.