Un sello de calidad para abrir mercados al aceite de oliva

Después de la negativa de Bruselas a dar el visto bueno a la denominación de origen protegida para Campiñas de Jaén, la noticia de la publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) supone un aval de suma importancia para el zumo de aceituna jiennense.

    06 ago 2010 / 17:20 H.

    Un distintivo de calidad que traspasa las fronteras no sólo de nuestra provincia o comunidad, sino del país, para poder vender el aceite de oliva con un sello diferenciador de categoría. El avance es significativo y representa que el Gobierno aprueba la propuesta ante la Unión Europea que debe ser, al final, la que otorgue el visto bueno definitivo. La IGP aglutina cerca de 570.000 hectáreas de olivar, una cifra que representa el 68,9 por ciento de la provincia jiennense, lo que da una idea del alcance de todo cuanto concierne a esta novedad normativa. Todavía hay que cubrir algunos trámites, y muy serios, como es la elaboración del reglamento pertinente, un documento que será el que determine las cualidades que hay que exigir a los aceites dentro del proceso de regulación. Una vez redactado, el siguiente y determinante paso será presentarlo ante la Comisión Europea para proceder a la aprobación definitiva. En cualquier caso, las denominaciones de origen que ahora existen podrán utilizar el distintivo de calidad que prefieran.
    El pasaporte de lujo que supone la IGP para el aceite de oliva virgen extra no es sólo una etiqueta o un distintivo, se trata de un plus para lanzarse a ampliar mercados y abrir nuevas vías de negocio. El nombre de Aceites de Jaén debe servir de acicate para abrir más puertas y ganar cuota en medio de una coyuntura económica especialmente complicada para cualquier empresa, mucho más, para una como la oleícola, lastrada por unos precios en origen que no cuadran para alcanzar la necesaria rentabilidad.