Un rincón privilegiado a la vuelta de la esquina para escarpar en verano
Pepi Galera
Los primeros en “colonizar” este paraíso a los pies de la ciudad llegaron allí hace más de cuarenta años. Así lo recuerda el presidente de la Asociación de Vecinos Juntos Ya, Joaquín García, que fue uno de ellos. “Yo llevo aquí desde el principio y el boom comenzó en torno a los años setenta”, rememora. Esos nuevos vecinos buscaban el refugio veraniego ante el sofoco del asfalto — “la temperatura, sobre todo, por la noche, baja en torno a los cuatro o cinco grados con respecto a la ciudad”, asegura—, sumado a una de las mejores perspectivas de la ciudad de Jaén, coronada por el Castillo de Santa Catalina, frente a La Mella, y con la Catedral resaltada entre sus edificios.

Los primeros en “colonizar” este paraíso a los pies de la ciudad llegaron allí hace más de cuarenta años. Así lo recuerda el presidente de la Asociación de Vecinos Juntos Ya, Joaquín García, que fue uno de ellos. “Yo llevo aquí desde el principio y el boom comenzó en torno a los años setenta”, rememora. Esos nuevos vecinos buscaban el refugio veraniego ante el sofoco del asfalto — “la temperatura, sobre todo, por la noche, baja en torno a los cuatro o cinco grados con respecto a la ciudad”, asegura—, sumado a una de las mejores perspectivas de la ciudad de Jaén, coronada por el Castillo de Santa Catalina, frente a La Mella, y con la Catedral resaltada entre sus edificios.
Precisamente, en aquella época, fue cuando se construyeron los Apartamentos Puente Jontoya, que concentran la mayor parte de los vecinos en verano de la zona. “Se hicieron en torno a los años 1974 o 1975”, asegura Juanita Arboledas. “Mi marido y yo llegamos hace más de 25 años y ahora ya vienen con nosotros nuestros nietos”, cuenta. Ellos son una de las 101 familias que tienen uno de los apartamentos que, cada verano, se llenan de padres, hijos y nietos para perderse en sus jardines, refrescarse en la piscina, disfrutar de la compañía de los vecinos de veraneo de toda la vida y relajarse de un año de trabajo. “Durante el año, viven unas siete u ocho familias, sobre todo, parejas jóvenes que instalan aquí su residencia porque está muy cerca de Jaén”, explica.
Y este porcentaje se puede extrapolar a lo que es todo el residencial: “Es difícil hacer un cálculo muy certero, ya que no tenemos estadísticas oficiales, pero si se hace una aproximación se puede decir que en verano nuestra población se multiplica por 10. Durante todo el año, reside unos 300 vecinos y, en estos meses, podemos llegar a 3.000 aproximadamente”, calcula Joaquín García. Además de los apartamentos, también hay en la zona una comunidad de casas unifamiliares adosadas, San Lucas, y de 400 a 500 viviendas independientes. “Es difícil también dar una cifra exacta porque el barrio está bastante diseminado en una zona muy amplia, que va casi desde el Puente de la Sierra al Puente Nuevo”, defiende. Este barrio, como el resto de los periféricos, también tuvo que esperar unos años para contar con los servicios públicos como el alumbrado o la llegada de la red de agua potable: “Fue durante el mandato de Sánchez de Alcázar, a principios de los años 2000, cuando se instaló la iluminación de las calles con farolas”. También cuentan con una línea fija de autobús, que amplía en verano sus horarios para dar servicio cada hora. Completa la red de servicios público del Puente Jontoya, las instalaciones de la sede de su asociación y el campo de fútbol. “Ya hemos pedido al Ayuntamiento que nos arregle una deficiencia de este espacio deportivo. Por encima del campo cruza un línea eléctrica y queremos que la metan por el suelo, donde los tubos ya están instalados”, comenta el presidente. El Puente Jontoya, distanciado a apenas tres kilómetros del centro de Jaén, es el barrio periférico más cercano. Probablemente, esta sea una de las razones por las que las zonas de ocio y establecimientos comerciales escasean: no hay que pesarse dos veces ‘alargarse’ a Jaén. “Este año solo está abierto el Restaurante D’Ernesto. Hace un tiempo también había otro bar y un pequeño supermercado, que cerraron”, resalta. Oportunidades comerciales, al menos para verano, con el crecimiento de vecinos, hay.