Un recuerdo emocionado hacia las víctimas de aquel 11-M
Tampoco cinco años después de aquella tragedia, los familiares han podido rendir homenaje a sus seres queridos sin ruido político. Hasta en la declaración institucional del Congreso de los Diputados, algunos grupos parlamentarios, para sumarse a la iniciativa del Gobierno de solidaridad con las víctimas, apostillaban que estaban lejos de la política gubernamental, lo que demuestra que cualquier tribuna es aprovechada en beneficio propio.
Y qué duda cabe, que aunque pase un lustro, la ciudadanía no olvida lo que sucedió ni tampoco olvidará cómo se instrumenta políticamente el dolor ajeno. Se quejan los familiares de las víctimas de que no pueden estar presentes, que incluso se les prohibe la entrada a los actos que en honor de sus seres queridos se programan, lo cual, amargamente, demuestra que para alguna clase política, no toda, sería injusto la generalización, todo vale por una foto que los medios de comunicación vamos a reproducir hasta la saciedad y por la que ellos buscan esa rentabilidad en mayúsculas.
Esta misma reflexión viene condicionada por esa actitud indeseable de algunos políticos, cuando debería ser entera para el recuerdo de las víctimas, 192 personas que fallecieron un 11-M de 2004 merced a una explosión de ira musulmana contra España por su participación activa en los prolegómenos de la invasión de Irak, luego traducida trágicamente en mochilas bomba, que sembraron de sangre los trenes de Madrid. Eso sucedió y así ha sido juzgado, pese al continuo repiqueteo de tramas oscuras e intereses ocultos cuya auspiciamiento no hace más que intentar lavar la conciencia de quienes lo hicieron mal y antes que reconocer el error se permiten la infamia de seguir jugando con el recuerdo de esta gente, para desesperación e impotencia de sus familiares. Descansen en paz todos, hagamos más llevadera la vida a sus familias no hurgando en sus heridas.