Un reconocimiento hecho plaza para el empresario Diego Torres

Encuentro para recordar a un líder del sector privado. Diego Torres, empresario fallecido hace una década, ya tiene su plaza homónima en la capital jiennense.
El alcalde, José Enrique Fernández de Moya; el presidente de la Confederación de Empresarios de Jaén (CEJ), Manuel Alfonso Torres, y amigos y familiares del que fuera un emprendedor exitoso acudieron a la puesta de largo del parque, ubicado entre El Corte Inglés y el Centro Deportivo La Victoria. “Iluminado es precioso”, dijo el regidor antes de que comenzase oficialmente el acto.

18 may 2015 / 09:39 H.


“Esta plaza es un tributo al que fue nuestro presidente durante ocho años”, señaló Manuel Alfonso Torres, el primero en intervenir. “Era un buen hombre que creía en el diálogo y en el acuerdo. Si estuviese aquí no podría sentirse mejor. Siempre se consideró un empresario, un emprendedor comprometido”, abundó Torres, que calificó al expresidente de la CEJ como “vitalista” y “afable”. “Nuestro colectivo logró consolidarse gracias a él”, apuntó, y agradeció a las “distintas corporaciones” recordar a un hombre que nunca tuvo ínfulas
Manuel García, amigo de Diego Torres, fue el siguiente que cogió el micrófono —los interlocutores hablaron delante de la placa, entonces por descubrir— para alabar la figura del homenajeado. “Trabajo, esfuerzo, amistad, familia y compromiso”, enumeró, y destacó las prioridades de Torres en la Tierra. “Siempre apostó por la provincia. Fue un hombre alegre y dialogante. Tenía amigos como Jaén olivares. Que la pasión por la vida de Diego inunde esta plaza. Como estás en el Cielo, dile a Dios —se “dirigió” al empresario— que nos bendiga a nosotros”, cerró su intervención Manuel García.
Raquel Torres, una de las dos hijas, recordó a su padre: “Perdió a su madre con diez años. Se fue a Madrid con doscientas pesetas. Tenía catorce años”, contó. Resaltó la honestidad, el valor y el compromiso como valores para ella y su hermana, Patricia. “Que este lugar los reivindique”, señaló, mientras algunos niños ya se columpiaban en la zona.