Un problema de convivencia
Quedan 26 días para las autonómicas y ya empiezan a sonar fuerte las propuestas con fines electorales. Bienvenidas sean si la consecuencia directa llega en forma de ventajas para los jiennenses necesitados de buenas noticias en tiempos tan revueltos. El alcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya, ha repetido hasta la saciedad, desde que llegó al Ayuntamiento, que no ha parado ni un minuto en buscar un socio financiador para la explotación del abandonado tranvía.

Será coincidencia o fruto de la casualidad, pero el anuncio de que ya hay una empresa dispuesta a tirarse al césped para explotar el trazado tranviario se hace a menos de un mes de la convocatoria de elecciones en Andalucía. Queda probado que el tranvía se pondrá en marcha semanas después de la cita con las urnas, bajo el mandato de unas siglas todavía entre interrogaciones. Si alguien quiere colgarse medallas puede hacerlo con la libertad que da estar en el poder, pero lo que debe quedar a la ciudadanía es que podrá empezar a utilizar el transporte del futuro casi un año después de su paralización. Ferrocarriles de Cataluña se encargará, finalmente, de su explotación, una empresa que encontrará una chinita en el camino que deberá saber gestionar adecuadamente por el bien de todos. El obstáculo o, mejor dicho, el problema será aprender a hacer convivir el tranvía con los autobuses urbanos, dos medios de transporte llamados a entenderse. Lo contrario sería una guerra abierta y continua que a nadie beneficia.Ahora habrá que ver quién se hace cargo de los desperfectos del trazado tranviario porque las empresas que construyeron la infraestructura no están por la labor de responder por los daños ocasionados por el abandono. Tiempo al tiempo.