Un paraje de vida semidesconocido
Existen rincones en la provincia semidesconocidos para los propios jiennenses y, mucho más, para los turistas. El papel fundamental del agua para crear y organizar vida alrededor de ella fue un amplio tema de debate en el curso “Agua y patrimonio históricos: paisajes culturales”, dirigido por Rafael López Guzmán, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada.

Una de las actividades prácticas con mayor atractivo fue la visita a la comarca de Sierra Mágina, de carácter calcáreo —muy seco—, pero que, a una altura determinada, encierra manantiales caudalosos que sirven agua a los municipios de alrededor, como La Guardia, Pegalajar o la pedanía de La Cerradura. “La montaña es una esponja, que llena de agua sus entrañas para liberarla después en los nacimientos”, asegura López, que organizó un itinerario por la zona abandonada de Mata Bejid, dentro del término municipal de Cambil, donde a los alumnos se les ofreció una visión general de la relación del agua con Sierra Mágina, como el nacimiento del río Oviedo o el salto hidroeléctrico —del siglo XIX— que dio luz a las poblaciones de alrededor. Todo, gracias al agua, como un medio que “genera riqueza”, tanto en el sentido religioso como monumental. Además, se pueden encontrar fuentes y ruinas del convento de monjes basilios de Santa María de Oviedo. En definitiva, un paraje que puede pasar desapercibido para el turismo de interior, pero que encierra un encanto peculiar en el corazón de la Naturaleza.
La dependencia del agua, por otro lado, es bastante evidente en Pegalajar, ya que la Charca ocupa un lugar referencial en el municipio. Existe mucha actividad en torno a ella, lo que le propina un ambiente de vida y, sobre todo, de utilidad. La Fuente de la Reja alimenta la Charca y propicia una huerta, que se nutre del sistema —de época romana y declarado como Patrimonio Etnológico Andaluz— para usos agrícolas, industriales y lúdico-recreativos. Asimismo, Pegalajar también dispone de la cueva de los Majuelos, una cavidad natural realizada por la acción del agua, y las Cuevas del Aro, donde se aprecian los procesos de erosión sobre la roca caliza y la consiguiente formación de estalagmitas y estalactitas.
Otros de los lugares de interés para conocer más de cerca cómo el agua moldea el patrimonio jiennense se encuentran en la fuente de la Plaza de Isabel II o el pilar de los cinco caños, localizados en La Guardia y construidos en el siglo XVI, donde el arte marida con el urbanismo a través del líquido. El Lavadero Público, construido durante la II República, es un pequeño reducto de la historia de esta población, que, asimismo, consta de un museo y de una sala de exposiciones sobre este tipo de temáticas. “Sin agua, no hay vida”, sentencia el director López.