Un paraíso de pasadizos con mucha historia detrás

Una galería subterránea apareció, el verano pasado, en la realización de las obras de la Corredera de Capuchinos, unos trabajos a cargo de la empresa Somajasa. Este hallazgo hizo aflorar vivencias de gentes relacionadas con los restos, testimonios de algunos, ya mayores, que recordaban cómo, de niños, buscaban esos refugios ante los bombardeos de la aviación nacional y otros que, amparados en su inventiva, veían una ciudad agujereada por una red de pasadizos repletos de misterios.

26 jul 2015 / 08:21 H.


¿Cuál es la realidad? La siguiente. Es verdad que existe una serie de galerías subterráneas y hay que saber cuáles son los que se hicieron a lo largo de los siglos XV al XVIII y cuáles datan de la Guerra Civil, que comenzó en 1936. Un estudio arqueológico de las galerías dará a los interesados y a la población en general una certera contestación a estas preguntas. Se sabe que en el Antiguo Régimen estos pasadizos existían como lugar de escape de la clase privilegiada ante cualquier movimiento de crisis que estallara en la ciudad de Andújar.
Gracias a un plano del casco urbano iliturgitano, de la Oficina Técnica de la Dirección General de Regiones Devastadas, del Ministerio de la Gobernación, de mayo de 1941, realizado por el arquitecto Ramón Pajares, que guarda el Archivo General de la Administración del Estado en Alcalá de Henares (Madrid), se sabe la realidad de estos subterráneos. Mientras era alcalde José Antonio Arcos Moya se pidió una copia, en marzo de 1996, documento que guarda el Archivo Histórico Municipal de Andújar.
Ese plano establece diecisiete refugios, que aparecen numerados. El primero está localizado al final de la Corredera de San Bartolomé-Las Vistillas. El número 2 está en la calle Albín, el 3 entre la Corredera de San Bartolomé y la calle Villegas, debajo de  la iglesia; el 4, junto al hospital viejo que fue casa de los jesuitas —aparición recientemente en unas obras de la calle—; el 5 en las plazas Vieja y del Castillo, bajo la manzana que ocupó la fortificación, es el más espectacular por su dimensión, y tiene tres entradas; el 6 bajo el desaparecido convento de las Capuchinas; el 7 entre las calles Carvajal y Meloneras, lugar que ocupó el cine Tívoli de verano; el 8 en la calle San Juan; el 9 entre las calles Larga y Magdalena; el 10 en la plaza Rivas Sabater dirección calle Larga; el 11 entre las calles Ollerías-Doctor Montoro, también espectacular con tres trayectorias, muy largo; el 12 junto al actual Palacio de Justicia, antigua Casa de los Cárdenas (siglo XVI); 13, en el Ayuntamiento de Andújar, sale desde su patio y se dirige hacia la Puerta Sur de San Miguel; pude visitarlo y recorrerlo por unas obras que se llevaron a cabo siendo alcalde Pedro Calero. El número 14, al comienzo de la Corredera Capuchinos junto a la Plaza del Sol fue el que apareció el verano pasado y al que corresponde la fotografía que ilustra este artículo. El 15 en la Corredera de Capuchinos a la altura de las esquinas de las calles Pablillos y San Lázaro; es también bastante largo; el 16 comunica la calle San Lázaro con la calle Nueva, y el último en la Ronda Mestanza, en la confluencia con la calle del Pino, lugar en donde estuvo el antiguo matadero.
Esta es la realidad de los subterráneos que sirvieron de refugios en la Guerra Civil. Sería importante saber cómo se encuentran, ver su estado, hacerlos “visitables” y ponerlos en valor alguno de ellos, como se ha hecho en Arjonilla o en Jaén con el de la plaza de Santiago. En Andújar esto se podría hacer con el del Ayuntamiento y el del Hospital Viejo por ser muy viables y con más pretensiones el de las plazas Vieja-Castillo y el de las calles Ollerías-Doctor Montoro.