Un parador abandonado
El que fuera Parador Nacional de Turismo y, posteriormente, Hotel Bailén, es hoy lugar que amenaza ruina económica y sentimental. Este edificio fue bandera del turismo en este histórico municipio y lugar de formación de varias generaciones de personal de la hostelería es, sin embargo, hoy un lugar olvidado y terreno abonado para el saqueo.
En una ciudad en la que la crisis ha golpeado con fuerza con la caída de producción del ladrillo que conllevó una reestructuración de todo el sector no se pueden perder focos de empleo y este, sin duda, lo fue y existe un proyecto para que continuara dando empleo en otro ámbito. La reconversión del espacio para residencia de mayores u otra función, de momento, choca con la inacción de Paradores que, en román paladino, ni come ni deja comer, pero mientras tanto la degradación del espacio es notable. Un caso más de vaguedad administrativa, en esta ocasión protagonizado por un organismo estatal que se mueve como un paquidermo cuando se requiere agilidad para que los proyectos no se queden en tierra de nadie. Solo desde la presión ciudadana a los dirigentes políticos se podrá cerrar una iniciativa que pueda generar puestos de trabajo en una población que los requiere con urgencia. Queda claro que Bailén no puede perder una infraestructura en el contexto económico en que se encuentra, pero para ello se requiere beligerancia ciudadana. No es un hecho aislado que las poblaciones pierdan puntos de interés, ya sea histórico, económico o funcional sin que sus vecinos sean conscientes de lo que pierden. Lamentarse sobre la política de hechos consumados solo conduce a la melancolía. Conviene actuar cuando se puede antes de que el Parador amenace ruina.