Un musical como nunca antes visto
En una pequeña isla griega, la noche previa a su boda, una joven decide descubrir la identidad de su padre. Sophie está a punto de casarse y, para esta ocasión, ha enviado tres invitaciones muy especiales, a tres hombres que visitaron la paradisíaca isla hace 20 años, amigos de su madre, Donna, tal y como ha leído en su diario. Eso sí, sin que ella lo sepa.

Así empieza Mamma mía!, el popular musical que casi todo el mundo ha visto en el cine y muchos también en el teatro, en las infinitas versiones que se han hecho, pero solo unos pocos pudieron disfrutar de una más que curiosa y divertida adaptación que los alumnos del Taller de Lengua de Signos de la Universidad Popular Municipal protagonizaron ayer, junto con su monitor y director del montaje, José Torres Ordóñez. Fue en el Teatro Darymelia, llenísimo para la ocasión. Tanto que se tuvo que quedar gente en la calle, sin poder entrar por estar el aforo completo.
Los que sí tuvieron la suerte vieron un montaje muy trabajado, con más de una veintena de personajes y extras sobre el escenario, un trabajo colosal de organización y preparación si se tiene en cuenta que, además, de interpretar y bailar —la música y los diálogos sí son grabados— signan las conversaciones gracias a esta lengua. Un espectáculo para todos: los que escuchan y los que no. Palmas, risas y muchos flashes acompañaron el montaje del musical inspirado en canciones de ABBA, en el que se repasan algunos de los éxitos del mítico grupo sueco, como Dancing Queen, SOS, Money, Money, Money, Take a chance on me y la que le da título Mamma Mia!.
Todo un éxito que cerró la programación de fin de curso de la Universidad Popular Municipal que, desde que arrancara a mediados de mayo, ha contado con más de treinta actividades como exposiciones, espectáculos musicales, representaciones teatrales, festivales de danza, así como diferentes muestras de talleres en los que están representadas todas las artes. Por el momento, aún se puede ver la exposición de José María Agustini, de pinturas y dibujos, en al cristalera de la sede central de la UPM. Además, como singularidad, este año ha contado con un fin solidario y se pidió a los asistentes que llevaran, como entrada, alimentos no perecederos para Jaén Solidario, entidad a la que, la pasada semana, el Ayuntamiento entregó más de 500 kilogramos de ayuda.