08 ago 2015 / 08:26 H.
Los vaivenes en materia de protección del centro histórico de Jaén son notables y en consonancia con esa vieja máxima de política mala de cambiar o criticar todo lo que hace la oposición. Así, sin consenso alguno, se improvisa cada una de las obras o adecuaciones que se realizan en la ciudad. Con un resultado desigual y, claro está, sin contar con la opinión de nadie. Un ordeno y mando que en esta última ocasión se centra con la retirada del adoquín histórico que tienen las calles céntricas Jaén. En este sentido, el colectivo cultural “Círculo Ánimas” critica la retirada de estos adoquines de la calle Almendros Aguilar y su sustitución por otros modernos. Mientras en otras ciudades este tipo de calles son santo y seña desde un punto de vista turístico aquí, como critica la asociación, se hacen borrón y cuenta nueva como en tantas otras facetas monumentales. Este también es un patrimonio de la ciudad que requiere de una sensibilidad o, incluso mejor, de una protección. Desde el Ayuntamiento se sostiene que la intervención era necesaria por el mal estado de los adoquines, pero no se detalla porque no se sustituyen por otros del mismo tipo. Si se advierte, no obstante, que así se mejora el tránsito y la calidad de vida de los vecinos. Aspectos ambos importantes, pero que se podían solucionar de otra manera y atender la protección de estas calles con encanto. De hecho, colectivos vecinales también critican esta intervención. Queda claro, por lo tanto, que es necesario consensuar que se pretende hacer con zonas sensibles de la ciudad. Máxime si luego se pretende, deprisa y corriendo, que entornos como los de la Catedral mantenga un marchamo de calidad y belleza que merezcan la aprobación de la Unesco.