Un minicurso de 129 alumnos comienza hoy en la Academia
En el último libro del Premio Planeta Lorenzo Silva, protagonizado por los detectives Bevilacqua y Chamorro, guardias civiles de la Policía Judicial, se cuela una reflexión: cada día los miembros de este Cuerpo están más preparados, porque es más difícil entrar. Puede ser real como la vida misma. Desde 2010, las vacantes para ingresar en la Benemérita son mínimas; una decisión gubernamental que tiene su reflejo directo en Baeza, donde está la Academia de la Guardia Civil, el mayor centro formativo de esta institución en España. Hoy, comienza el curso para 129 alumnos, casi veinte veces menos que en el ejercicio 2008/2009.
La actividad arrancará en la Academia a las nueve de la mañana, cuando se reciba a los aspirantes a uniformados de verde, se les aclare cual es el funcionamiento de la escuela, se les corte el pelo, distribuya en las camaretas y reciban el equipo. Esta rutina comenzó en la ciudad baezana hace tres década, aunque no es hasta la época actual cuando se asiste a esta caída tan acusada de alumnos. La situación, de hecho, generó rumores sobre el cierre de la Academia que, sin embargo, en un acto en la propia escuela de Baeza, desmintió el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.
El coronel director de esta escuela, Juan Miguel Jiménez, que afronta su primer comienzo de curso tras relevar a Vicente Pérez, dejó claro que, aunque las instalaciones están preparadas para formar a muchos más alumnos (albergan hasta un pequeño hospital), a su juicio, habrá que aguardar a que las circunstancias económicas sean mejores para aumentar las plazas. Por lo tanto, todavía no hay previsión de cuándo regresarán los tiempos a los que a Baeza llegaban miles de aspirantes a ingresar en la Guardia Civil. En 2006, comenzó el curso con más alumnos, que superaban los cuatro millares. De hecho, fue necesaria una incorporación escalonada y la ampliación de las instalaciones de este acuartelamiento baezano.
La presencia del centro en la ciudad repercute directamente en su economía, por ejemplo, con la prestación de servicios de empresas locales y la contratación de vecinos de Baeza y otros municipios de la comarca. Prueba de ello es que la caída de alumnos afectó al personal de limpieza, que quedó reducido al mínimo, cuando llegó a tener una plantilla que rondaba el centenar de personas. Indirectamente, la hostelería también nota la pérdida de alumnos, igual que el sector inmobiliario, que alquilaba pisos a muchos de estos alumnos y a sus familias. El propio equipo de Gobierno baezano no oculta su preocupación por esta situación, al entender que la economía local depende, en buena medida, de su vinculación con el Instituto Armado. De igual opinión es la asociación local de empresarios.
El pasado 6 de septiembre, por la Academia pasaron unas dos mil personas, que se examinaron para el ingreso al Cuerpo. Baeza, como suele ser habitual, fue una de las sedes que acogió estas pruebas, a las que se acudieron unas doce mil personas. La proporción era de setenta y cinco aspirantes por cada una de las vacantes. Poco días después, el 16 del pasado mes, comenzaron las clases para los suboficiales. Este número de alumnos, que ya son miembros del Cuerpo y se forman para ascender, se mantiene estable desde que comenzó a caer el de aspirantes a guardias. La escuela también acoge jornadas de especialización y otras actividades.