Un mes sin corbata

Tanto tiempo les roba la política que, después de un año al pie del cañón, veinticuatro horas de vigilancia intensiva, optan por gozar de un —también cuestionado— descanso.

17 ago 2015 / 09:51 H.

Algunos más que otros. Agosto vuelve a dormir las grandes ciudades y, en ese lapso de relativa paz, quienes representan a los ciudadanos aprovechan para tomar aire fresco. El curso fue altamente ajetreado. Las elecciones autonómicas y, sobre todo, las municipales los dejaron reventados. Los hay que tienen fuerzas suficientes para, una vez quitado lo “bailao”, empezar de cero sin necesidad de desconexión. Otros, precavidos ante el invierno electoral que se avecina, optan por un retiro espiritual como el común de los mortales.

De los ocho alcaldes que hay en las capitales de Andalucía dos, curiosamente del mismo partido, decidieron dejar las alcaldías en manos de sus concejales durante todo un mes. Se trata del jiennense José Enrique Fernández de Moya y del granadino José Torres Hurtado. La socialista Isabel Ambrosio disfruta, ahora, de quince días de asueto no muy lejos de Córdoba. En Málaga, el popular Francisco de la Torre tendrá que esperar a que pase la feria para tomarse una semana y perderse por los pueblos de la Axarquía. Algo parecido le ocurre a su compañero de Almería. Luis Rogelio Rodríguez regresó la semana pasada de la sierra almeriense para prepararse, precisamente, para las fiestas después de una semana “perdido”. Los demás siguen al pie del cañón. El socialista Juan Espadas se retira de la capital hispalense solo los días que baja la actividad municipal. Lo hace para visitar a su familia en la costa gaditana. Algo parecido hace Gabriel Cruz en Huelva y similar circunstancia vive en Cádiz José María González. Hay que dar ejemplo.

En resumidas cuentas, hay tres bandos bien diferenciados. El primero, los recién llegados, los más activos en este caluroso verano por la frescura política de la que todavía pueden presumir. El segundo, los que no pueden despistarse porque sus ciudades están en el momento álgido de la fiesta. Y, el tercero, los “veteranos” en esto de lo municipal. Es en este último “saco” donde se encuentra el alcalde de Jaén. En un extremo, los más críticos aseguran que ardía en deseos de que llegara agosto para salir por la puerta de atrás. Añaden que el año pasado también dejó el “mando” en manos de los concejales de confianza. Sin embargo, una vez por semana hacía escala en la ciudad con la finalidad de comparecer ante los medios de comunicación y dar cuentas a la ciudadanía. En el otro extremo, los más allegados justifican su mes de asueto con lo intensivo de la actividad diaria y escudan tan cuestionada decisión en la necesidad de acudir a la llamada de Mariano Rajoy en el Senado madrileño. Es decir, que tiene vacaciones a tiempo completo como alcalde, pero de forma parcial como senador. De ahí que su escapada haya sido cercana, un poco de playa y otro poco de interior.

Lo cierto es que José Enrique Fernández de Moya, lejos de cerrar el Ayuntamiento, lo único que hace es despojarse de la corbata para dejarla prestada, en forma de “marrón”, a sus compañeros de filas. Cinco semanas en las que Manuel Santiago, Miguel Contreras, Javier Márquez, Rosa Cárdenas y Reyes Chamorro prueban los sinsabores de ser alcaldes, en funciones.