20 may 2015 / 15:14 H.
El otro día, afortunada de mí, cuando iba a llevar a mi hijo al Conservatorio de Alcalá la Real desde Alcaudete, encontré un trozo de carretera asfaltada entre los cientos de baches que anidan a sus anchas en la nacional 432. No podía creer mi suerte y pisé el freno para, por unos instantes, disfrutar de semejante placer. He llegado a la conclusión de que estos socavones se reproducen con extremada rapidez, lo que me hace dudar de su decencia y de su fidelidad marital, creo que si estuvieran dentro de un matrimonio como Dios manda, sería imposible que procrearan con tanta rapidez y saña. Me pregunto, si ahora que estamos en periodo electoral (el 2015 será recordado como el año de la campaña eterna, como esa película en la que el protagonista se despertaba y seguía siendo el mismo día una y otra vez, El día de la marmota, creo que se llamaba); algún candidato se acordará de prometer un lifting a nuestras carreteras, aunque nada de cremas ni afeites, necesitamos una verdadera cirugía, eso sí, un poco más afortunada que la que le hicieron a la Esteban. Y necesitamos el “arreglito” antes de que los baches terminen de destrozar nuestros coches, esos que ya van teniendo unos añitos de más y que no podemos cambiar con los sueldos miserables que nos ha dejado la crisis. Mientras sorteo los agujeros que pululan en el asfalto, me da por pensar en los casos de corrupción, y por preguntarme si con el dinero que se han llevado todos esos estafadores no podríamos tener ya una autovía con tres carriles por lo menos. No es bueno pensar en esas cuestiones a la vez que conduces, el nivel de cabreo te puede llevar a apretar el acelerador, mientras imaginas que lo que estás es pisando es el pescuezo de alguno de esos desalmados. E, irremediablemente, si aceleras, caes en alguna de las trampas que, muy ladina ella, te tiende la carretera. Espero que mis cervicales sobrevivan a la experiencia de desplazarse en coche por Jaén y pido con ferviente ardor, que dejen de hacer AVEs que pocos pueden pagar y arreglen las carreteras, que falta les hace.