Un libro coral a Jaén (U - Z)
Miguel Ulloa Pérez. Cocinero. Ibiza
Soy andaluz de Jaén,/ Soy aceitunero altivo/ romero en tierras de Andujar/ y segador en campos de trigo/ soy andaluz de Jaén/ soy minero de Linares/ renazco en Úbeda y Baeza/ Quesada e Hinojares/ soy andaluz de Jaén/ de luz de luna/ y cuna de plata/ llevo en mi pecho grabado/ el olivo y el Alcázar/ sueño con campos de olivos/ con mesetas con montañas/ con la alegría de sus gentes/ con el alboroto de sus aguas/ porque es mi bandera mi tierra/ porque es mi refugio mi patria/ porque tengo allí mis raíces/ porque te llevo en el alma.
Soy andaluz de Jaén,/ Soy aceitunero altivo/ romero en tierras de Andujar/ y segador en campos de trigo/ soy andaluz de Jaén/ soy minero de Linares/ renazco en Úbeda y Baeza/ Quesada e Hinojares/ soy andaluz de Jaén/ de luz de luna/ y cuna de plata/ llevo en mi pecho grabado/ el olivo y el Alcázar/ sueño con campos de olivos/ con mesetas con montañas/ con la alegría de sus gentes/ con el alboroto de sus aguas/ porque es mi bandera mi tierra/ porque es mi refugio mi patria/ porque tengo allí mis raíces/ porque te llevo en el alma.
María Dolores Ureña Domínguez. Empleada de supermercado. Torredonjimeno
Érase una vez una muchacha guapa y salerosa que vivía feliz entre riachuelos y árboles frondosos. Era una tierra rica para vivir, que de todo se criaba en sus campos. Y también para soñar, porque su paisaje eterno tenía enamorados a los poetas con sus cánticos literarios. Ella no componía melodías ni escribía versos, ella soñaba despierta, con los mimos de su gente más querida, y con esa compañía impagable del cariño de sus padres, fue haciéndose poco a poco una mujer. Escudriñaba la vida a borbotones de entusiasmo, como hay que enfilar el sendero de la felicidad, pero no se olvidaba de soñar... Nunca se olvidaba de soñar.
En ese entorno de inigualable paz familiar y música celestial de agua cristalina, seguro que soñó desde chiquitina con su príncipe azul. Lo dibujaba en los arroyuelos y en las noches de luna inmensamente llena se le aparecía majestuoso para rendirle pleitesía y amor eterno... Aquella niña que se hizo princesa entre sueños sembraba felicidad en cualquier surco de la tierra, con todos los vientos del desfiladero y hasta en las rocas del pico más alto de su aldea. No se cansaba de sembrar buenaventura a su alrededor. Hacía siempre el bien con quienes tanto la querían, pero nunca dejó de soñar… Nunca se olvidaba de soñar.
Fue siempre paciente en su espera y muy perseverante en su sueño. Tanto, que no podía suceder otra cosa que lo que sucedió. Ella, que tanto creía en los sueños, iba a ser la protagonista de uno, del más bello de los cuentos, el que habla del amor. Esa fe que rompe todas las barreras inimaginables, mueve montañas inmensas y marca a hierro incandescente el corazón la llevaría a las puertas de la felicidad. Sucedió un día no muy lejano, cuando estaba tan feliz navegando con la vida en su mar de olivos y, sin esperarlo, pero soñándolo siempre, despertó un día al lado su príncipe azul. Surgió el flechazo y Cupido poco tuvo que hacer. Porque ella, ya reina, nunca dejó de soñar… Nunca se olvidaba de soñar Jaén en sus cuentos.
Fernando Ureña Portero. Profesor de Matemáticas. Jaén
Rus (1965): Correteo, callejeando, por la vieja muralla torreón a lo largo del castillo desaparecido, a lo largo del pueblo con una lechera vacía hacia la vaquería deseando coger “tu” bici heredada para dar infinitas vueltas en la plaza del ayuntamiento, anhelando que el domingo hubiera cine “Pedrín” (pipas y gaseosa de un cuarto).
Baeza (1973): ¡Qué frío! es enero, todos los días desde el palacio de Jabalquinto (hogar-internado) -¡qué tristeza! ¡qué belleza!- a las aulas machadianas del instituto Santísima Trinidad, Las piedras doradas me espían, pero me protegen sus murallas.
Villacarrillo (1990): Caminamos, los cuatro, ralentizando el paso, con una gélida sensación por las bóvedas anexas a la iglesia de la Asunción, respirando a Vandelvira, por al angosto pasillo del actual museo, sus piedras esconden un pasado más laico y de fondo la música de órgano que toca el sochantre.
Mengíbar (2005): mayo, calor, el Guadalquivir refresca la torre que le observa desde el palacio de los condes de Garcíez. Me concentro en Pitágoras, mis alumnos me esperan.
2010 Jaén, la voz de una mujer que entona una melodía sefardí debajo (del limón) del limonero del jardín de la casa en la calle el Rastro de la Judería revive las historias de nuestro pasado en los Baños Árabes, ¡qué placer!
Daniel Ureña Cruz. Universitario. Jaén
Entre olivos y batallas se alzan los Iberos
largas guerras y riquezas donde los griegos intervinieron,
entre ríos de plata los romanos crecieron
y las marchas de Asdrúbal
por Escipión huyeron.
Vientos de sabiduría los judíos dejaron
y Vandelvira nos dejó su testimonio admirado.
¿No son acaso valientes las gentes de Jaén,
que se enfrentaron al lagarto poderoso y acabaron con él?
La dulzura de esta tierra no tiene rival,
aunque muchos intenten
igualarnos al soñar.
Ese castillo alto vigila la ciudad,
testimonio ancestral de leyendas sin igual.
¡La ciudad de Jaén se alza bienhechora,
noble, leal y sobre todo defensora!
Leticia Ureña Rodríguez. Estudiante de Filología Hispánica. Jaén
Sobre mi mano desde lejos, como alzada sobre un peldaño, se levanta ambicioso.
Un Jaén vibrante y trémulo, embrujado y sinuoso, fascinante y taciturno; sencillo, que no simple.
Partiendo de una tierra que regala líquido áureo se dibujaron, no sin esfuerzo, los primeros trazos. El casco antiguo que se saborea desde el castillo simula ser cofre de las más ricas culturas, creadas a golpe de siglos de historia por la constancia de orgullosos vecinos. Cada rincón guarda vivencias personales y colectivas de jiennenses que han imaginado un futuro labrado de sueños que, paulatinamente, van realizándose bajo la atenta mirada de la Catedral, joya arquitectónica, síntesis del ser de la ciudad con la que sintoniza en su mágico encanto.
Jaén, secreto de un lagarto que tiñe nuestra tradición, lumbres en San Antón, la expansión de un bulevar que creció paralelo a nuestras vidas y esperanzas. Hogar que me vio jugar cuando era niña. Sueño que me hizo crecer y ser mujer. Preocupación constante por el bienestar de sus gentes. Otra lente para mirar y cambiar el universo, perspectiva irreemplazable. Clima dualista que amolda nuestro carácter. Hablar jejeante que rebosa detrás de cada sonrisa. Sensualidad concretada en miles de olores, sabores y recuerdos. Virtudes y modos de vivir que hacen pluralidad de mi yo. Ese sentir que me sobrecoge es inexplicable, pero tan profundo y arrebatador…
Las tres morillas del Romancero, recreadas por Lorca, siguen cogiendo olivas en Jaén, y yo con ellas, en este espacio material, territorial y de ilusión, todavía por construir.
José Utrera Infantes. Miembro de la Asociación Amigos de Lolo. Linares
Nuestro Linares es obra del esfuerzo de sus gentes, a lo largo de muchos siglos. Transformar aquella pequeña aldea adosada a un castillo, en la ciudad actual, moderna y acogedora, ha costado sudor y lágrimas a muchos de nuestros antepasados. A Linares, salvo contadas excepciones, nunca nadie nos regaló nada. La independencia administrativa tuvimos que pagársela al segundo de los Austrias necesitado de dinero para las guerras del imperio.
Saber que por lo que hoy es el Paseo de Linarejos, pasaron Aníbal, Julio Cesar, Fernando III el Santo, los Reyes Católicos, Cristóbal Colón, Santa Teresa, San Juan de la Cruz…..es algo que nos debe llenar de orgullo.
Es obligación de todos velar y cuidar sus calles, sus plazas, sus edificios, para que nuestros hijos y nietos se sientan orgullosos de nosotros, para que el legado que hemos recibido pueda mantenerse y mejorarse de generación en generación.
Y el slogan por el que es conocida nuestra ciudad habrá que pensar en cambiarlo porque, sin renunciar nunca a nuestro origen minero, el Linares actual es tierra de artistas y de santos a los que muchos han conocido. Pero no olvidemos nunca que nada de lo que tenemos habría sido posible sin las mujeres de Linares; ellas, en silencio, han luchado para que de nuestra ciudad todos nos sintamos orgullosos.
Raquel Vacas Muñoz. Maestra. Jaén
A Jaén, que me regaló a mis amigos:
La serenidad callada de tus calles empinadas, los estrechos muros que las resguardan, adoquines que han visto lunas moras y cristianas, aterradores lagartos, sabias cuevas, tesoros escondidos entre las entrañas de tu imponente Castillo.
La luna mora te iluminó el cielo color malva en su atardecer y cubrió el cielo negro de estrellas que llamaban al enigma y a la tradición oculta y reservada de leyendas, historias y pueblos que vivieron entre olivos, murallas y amaneceres colmados de luz blanca.
¡Ay Jaén! Lo que ocultas como tu más preciado tesoro, no es tu Santo Rostro, ni el Fruto dorado de tus bravos olivos, lo que Jaén, tú ocultas desde tu pasado, es a tu “gente”, ¡y qué gente!, ¡lo mejor, sin duda!, hijos del trabajo, del tesón y la labor, hijos de un buen nombre, barrios repletos de vida, con almas llenas de buenos corazones que en silencio se quieren, respetan y mantienen sus tradiciones.
Jaén, ¡soberana del olivo!, deja que el resto del mundo conozca a tus hijos, los que engendraste a fuerza de calor, trabajo y panaceite, ¡las gentes de Jaén!, Tus gentes.
Teresa Valderrama Zafra. Arqueóloga. Parma (Italia)
Es difícil saber responder con acierto cuando te preguntan de dónde eres, siempre tengo que acompañar mi respuesta nombrando otras ciudades: soy de Jaén, una provincia más de Andalucía que se encuentra encima de Granada, al lado de Córdoba..., sí hombre sí; entonces es cuando dejo a un lado las molestias que me han podido causar tales lagunas para comenzar a enamorarme y enamorar con mis recuerdos sobre mi tierra describiendo sus calles, sus colores, su luz, su alegría, sus ferias, cuento lo bien que se vive, lo tranquila que es, hablo de su catedral, del Santo Rostro, de sus gentes que comparten sus vidas, del ritmo de cada día, del cotidiano tan saludable, de los saludos por la calle, los fiaos, las noches de fiesta, del...aquí todos nos conocemos, tiene... su bueno y su malo..., sueño con sus mares de plata en la noche, río al hablar de su brisa que no es tan brisa en invierno, y no acabo, no paro de encandilar al que me escucha, pero lo que nunca cuento es que a veces nos quejamos, nos quejamos por que no sabemos lo que hay fuera, pero yo ahora que lo estoy no veo la hora de volver y no puedo decir más que como Jaén nada en el mundo entero!
Rafael Valdivielso Sánchez. Político. Jaén
Habrá quien no crea que se puede vivir en Jaén y estar en la Luna. La realidad es que puedo afirmar que mi ciudad tiene dos lunas y que la principal para mí era la paralela a la Avenida de Madrid. Si alguien nos decía que estábamos en la luna lejos de sentirnos ofendidos era un motivo de orgullo. Resultaba curioso que para viajar hasta otras ciudades, como por ejemplo Madrid, se tardaban horas y en cambio nosotros llegábamos a la Luna sin necesidad de salir de casa. Así que crecimos en la Luna, pero eso sí, sin despegar los pies del suelo.
Un poco más creciditos y por eso de seguir en la Luna nos abrieron otra en la carretera del Puente de la Sierra. Por lo que sin salir de Jaén, íbamos de Luna a Luna, como en el Juego de la Oca. Y la ciudad se convirtió en capital de 3 lunas, que bien podrían ser 3 y media si sumásemos otra media luna por su pasado árabe. Pero esta última nos duró poco y tenemos que conformarnos con nuestra luna de siempre, la Luna de Jaén. Ya sólo nos falta poder llegar a ella en tranvía, pero de eso hablaremos otro día. Palabra de un jiennense de la calle la luna.
Antonio Jesús Valenzuela Rodríguez. Enfermero. Jaén
Por entonces nos traían leche embotellada que repartían antes de salir al mediodía y que nos servían en un jarrito de color que nuestras madres nos compraban en “Furnieles” el día que tocaba “subir a Jaén” al mercado viejo.
Todavía recuerdo el chorro helado que salía de un cuartucho de piedra gastada en uno de los accesos al mercado, donde los pescaderos se servían de hielo y agua fría que bajaba directamente desde el Polo Norte, imaginaba yo, mientras mi madre me sujetaba y yo acercaba mi boca al gran chorro helado que mojaba mi cara y salpicaba a mi madre.
Después siempre me convidaba a churros en el Pósito y yo era feliz con mi madre de la mano y con mi jarrito de color verde en su bolso mientras me iba contando la leyenda de aquella plaza, que guardaba el espíritu de un caballero que terminó metido a fraile habiéndose batido en duelo antes con un mozo de dudosa escuela, y casado éste con la mujer amada y ensoñada por el caballero, mientras sufría en silencio la distancia de su amor y por haber tenido ella que casarse con semejante truhán, que terminó asesinándola por culpa de sus apuestas y mala vida y por la negativa de ella a seguir siendo ultrajada y robada.
A la muerte del fraile caballero, contaba la leyenda y mi madre me contaba a mi, el ánima de éste salía por las noches a la plaza del Pósito a llorar por su amada muerta y por su desgraciada existencia. El olor del puesto del azafranero en el callejón de las uvas del Mercado Viejo es algo que flota en mi pituitaria desde niño, como el del último chupe, como el de la cuna. Subíamos a Jaén una mañana y envueltos en papel de estraza mi madre guardaba en un cajón de la cocina el pimentón y la pimienta que luego usaba para condimentar la carne y el tocino del embutido. Yo de vez en cuando abría el cajón y recordaba el mercado y el chorro de agua helada y los churros y el Pósito, donde ella me compraba higos secos y nueces, y si ese día había tocado ir al médico, me llevaba a la Pilarica y comprábamos caramelos de anís y brea. Peñamefecit, ése era nuestro barrio: orgullo de pertenecer a él. Hijos de obreros que bajaban a medir con una güita las paredes de sus casas nuevas, las de Peragón, las de Protección Oficial, para averiguar si los muebles les cabrían una vez sacados de la casa de los suegros. Recogió a gentes de otros pueblos que vinieron a la capital a buscarse un futuro. Con su mercado nuevo, que nada tenía que ver con mi Viejo Mercado de S. Francisco del polo norte; con su rampa que tantas tardes fue patio de juegos, de besos escondidos y refugio para fumarnos los primeros cigarrillos en aquel Jaén que explosionaba y quería hacerse grande en el final de los años setenta y cuando ir al centro era “subir a Jaén”.
Martín Valero Hervás. Presidente de Aplijer. Linares
Linares fue fundada por los griegos y la llamaron Cástulo, fue rica por sus minas de plomo y plata. Cuantos Siglos han pasado desde entonces. Linares ya no es una ciudad minera, aunque tampoco es industrial, por la situación económica y laboral del momento, la industria ha pasado a un lugar bastante relegado, Pero sigue siendo linares, con gente en la calle a cualquier hora, con vecinos que aun mantienen viejas costumbres y en las calorosas noches de verano, sacan sus sillas a las puertas de sus casas y comparten con sus colindantes ese airecillo que de vez cuando quiere soplar.
Hablar brevemente sobre Linares es difícil, si no que se lo pregunten a aquellos que se marcharon en busca de trabajo, y se dejan caer por aquí en feria o semana santa, que siguen teniendo a sus amigos de siempre, mantienen sus costumbres, pasean por los mismos sitios, aunque ahora nuestra ciudad es mucho mas cosmopolita, y cuando se marchan siempre lo hacen con la ilusión de volver, porque aunque el agua de la fuente del pisar ya no es potable el dicho sigue siendo el mismo.
Custodio Miguel Valverde Herrera. Administrativo. Alcalá la Real
Le faltó a Labordeta visitar la Sierra Sur. En Valdepeñas, el nacimiento del Río, el Molina antiguo. No pudo José Antonio recorrer la Sierra de la Hoya de Charilla desde la Aldea de su nombre hasta Frailes. Y desde aquí hasta La hoya del Salogral.
Y en su recorrido, como no, las numerosas aldeas de Alcalá la Real, coronada por la Fortaleza de la Mota. recinto histórico que sirve de inspiración al Alcalde, Diputado, Presidente de la Diputación Provincial y Delegado del Gobierno de la Junta, Felipe López García. "La Virgen de las Mercedes", Patrona de la Ciudad, en la Iglesia de Consolación y Santo Domingo de Silos, Patrón en la Iglesia de las Angustias máximos exponentes de la devoción alcalaína, junto al Santo Custodio. La historia, investigación de la Ciudad tiene en Domingo Murcia, Francisco Martín y Carmen Juan Lovera a sus principales exponentes. El progreso, de esta Sierra Sur, por lo que respecta a actualidad contemporánea, tiene como plumas en las corresponsalías escritas provinciales a Juan Rafael Hinojosa y Santiago Campos. A nivel local Juan José Montiel con el quincenal Alcalá Información. Alcalá la Real, cuna de artistas como el escultor Martínez Montañés o el Arcipreste de Hita, es punta de lanza para futuros retos empresariales, a través del Llano Mazuelos en la Aldea de Santa Ana.
Luisa María Vargas Claros. Estudiante. Jaén
Mi querido Jaén es la ciudad más bonita que hay en todo el mundo, la que más me gusta. Por encima de todos está el Castillo de Santa Catalina y debajo estamos todos los ciudadanos. La gente de Jaén es alegre y amable.
Los niños y niñas estamos orgullosos de Jaén. Jugamos en el colegio, en los parques y nos divertimos oyendo los recuerdos y leyendas que nos cuentan de esta ciudad.
Me gusta mucho Jaén.
Antonio Vázquez Cañadas. Periodista. Alcalá la Real
Soñé que despertaba. Y al despertar me encontré que era campo, verde, sierra y olivo todo cuanto me rodeaba. Campo labrado a mano, verde de tomillo y romero, sierra de altas cumbres y olivo centenario por doquier. Era todo; todo lo que me inundaba y todo lo que deseaba. Y en el sueño pronunciaba tu nombre, Jaén, y en él se me venía el sabor del dulce de Navidad, la matanza y el pan recién hecho mojado y remojado en tu aceite. A tus pies se rendían los más nobles caballeros y a la vez tu mano los acogía entre miles de murallas y torreones, de otros tantos castillos, que tú unías con tus largos y serpenteantes caminos, que pasaban de la campiña al puerto y, de nuevo, al valle. Soñé que te soñaba, y al despertar lloraba, porque en sueños, Jaén, eres más bella. Y aunque busque el sol cada mañana entre tus innumerables picos y mesetas, en sueños te gozo totalmente mía, y te saboreo hasta le extenuación; y me abrazo a ti para que la sombra de una Virgen morena me cubra, y así echo la vista atrás para contar a cuántos me siguen contigo hacia Ella. Soñé que estaba en Jaén, y al despertar vi que lo estaba. Mi suerte es esa; mi fortuna.
José Vega Galiano. Hostelero. Jaén
Amanece y por el Aznaitín asoman los primeros rayos de Sol.
Amanece en Jaén…y poco a poco las callejuelas empiezan a derramar gente hacia el centro.
De sus innumerables bares y tabernas empieza a fluir ese olor a café, a churros, a gente recién levantada.
Empieza el bullicio en el Mercado de San Francisco a la vez que por la calle Pescadería suben y bajan tantas amas de casa con sus carritos de la compra, como señores trajeados a los que espera una jornada en cualquier oficina o banco.
La Plaza de Santa María, la calle Campanas, la plaza de la Diputación, el Pósito, la calle de Los Álamos, los Jardinillos, la calle San Clemente, Navas de Tolosa…de repente se transforman y pasan de la tranquilidad de la madrugada a un ir y venir de “holas” y “hasta luegos”, a veces de una acera a otra, que a veces callan al ruido del tráfico.
El centro…Jaén. Aún hay quien viviendo por Peñamefecit o Santa Isabel o el Polígono del Valle, responde a la pregunta de “¿Dónde vas?” Con un “Voy a subir a Jaén”. Y literalmente “se sube”.
A Jaén se sube, por ejemplo, buscando esa especia que sólo la venden en tal puesto del Mercado de San Francisco, o esa bobina de hilo fino que únicamente tiene aquella mercería de la calle Espartería, o a los Almacenes del Pósito, porque allí sí que hay salchichón del bueno, o a aquella Joyería de la calle San Clemente en la que compraste ese regalo tan especial, o al Bodegón, a por anís a granel para hacer rosquillos y un poquito de vino de Málaga, para esas copitas…o al Camarín de Jesús, a ver a Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Abuelo, a “ pedirle “…o a tantos sitios. Sería imposible nombrarlos a todos.
No caben en unas líneas todos y cada uno de los maravillosos rincones, plazas, iglesias, olores, sonidos, sensaciones y personajes que forman este Jaén en que vivimos, pero sí que se puede expresar todo lo que sentimos en unas pocas palabras…¡¡¡Viva Jaén!!!
Miguel Ángel Vera Martín-Peñasco. Asesor fiscal y Auditor de Cuentas. Jaén
Me fascina Sierra Mágina y su gran pico, el Pico Mágina, que con sus mas de 2.000 metros de altitud es el techo de Jaén. Tiene una subida preciosa llena de roca y las vistas que se disfrutan desde arriba son para vivirlas. Se divisa gran parte de la provincia. Os puede nevar arriba en pleno mes de mayo y el viento que sopla es de aupa, de ese que te tira de espaldas. Abajo el precioso pueblo de Torres, clavado en la montaña. En el valle se puede disfrutar de un gran colorido en otoño, donde el agua fluye por todos sus costados. Os puedo decir que es el rincón de Jaén que mas busco por su espectacular belleza ya que me hacer disfrutar de la naturaleza y de la tranquilidad.
Elena Inmaculada Vicioso Hoyo. Estudiante de Secundaria. Mengíbar
Frente al cuartel de la Guardia Civil,
hay un parque muy bonito, “el de mi abuela” para mí. “El de mi abuela”, sí,
porque cuando yo era pequeñita,
mi madre me decía: Elena, vamos al parque de la abuela. Y mi abuela estaba allí.
Qué alegría le daba cuando nos veía y siempre nos iba a recibir, me cogía de la mano y me llevaba a la plazoleta,
al quiosco de Emilia, a que comprase lo que quisiera.
Después, dábamos un paseo hasta llegar a la tienda de mi tito Felipe, donde me daban la merienda.
En el parque está La Piedra,
donde se sientan los abuelos cada uno en su cartón,
para que su mujer no les regañe por haberse ensuciado el pantalón.
Hay grandes árboles, palmeras, pinos, rosales, adelfas, galán de noche…que dan sombra y un especial olor.
Y para mí, el recuerdo de mi abuela que se fue al cielo, pero que yo siempre la llevaré en mi corazón.
Francisco Javier Vicioso Hoyo. Estudiante de Arquitectura. Ferrara (Italia)
Sentado en el humilde andén de mi pueblo, espero.
El tren se acerca poco a poco, puntual como siempre.
Los abrazo, los beso. Les quiero.
Se detiene.
Me subo.
Y me quedo observando lo que atrás me dejo.
Mi tierra. Mi gente. Mi espacio. Mi tiempo.
Junto a la ventana, observo este mar de olivos.
Las horas pasan. Mi mundo cambia.
Mi cuerpo se aleja, pero mi corazón se queda.
Aquí está todo mamá, tranquila.
Mis amigos.
Mi familia.
Mi vida.
Jesús Vicioso Hoyo. Periodista. Mengíbar.
La vida, la real, pasa en el periódico. Sus páginas saben a amaneceres y a cafés, a muchos cafés. A personas que buscan la portada o la cartelera y que tienen cinco minutos para saber qué está pasando a su alrededor, antes de salir corriendo para tal o cual lugar, o que tienen una hora para aprender mil cosas que le sirvan para engrandecer su historia. El papel diario sabe a la espera de algo que sirve perennemente, sobre todo de compañía todo un día o toda una biografía.
El periódico es una y mil llamadas, varias fotos y decenas de personas preguntando por detrás qué está pasando todo el día. Sus ejemplares son viajes y miles de kilómetros y de caras enfocadas, de cosas inesperadas pero sucedidas y esclarecidas. Y mientras crecen los pueblos, se escribe un relato del presente pensando en el futuro.
Jaén es el Diario JAEN y así lo cuenta cada vez que un kiosquero entrega el periódico del día, cada vez que un repartidor lo mete por debajo de las puertas, cada vez que alguien, en cualquier lugar y a cualquier hora, pide por su nombre, por su cabecera, la historia de su vida.
La vida de los jiennenses, la que pasa aquí y allá, tiene su reflejo diario en un rotativo que escribe en cada amanecer toda una provincia. Este periódico es mi rincón favorito de Jaén.
José Vico Lizana. Ingeniero Agrónomo. Jaén
Jaén es esa persona no protagonista, que pasa desapercibida y tiene un papel fundamental en la vida de la comunidad.
Sin duda lo que más me gusta de Jaén es su gente, la templanza con la que afrontan el día a día. Esa concepción de futuro de la vida, esa diversidad de comarcas que nos hace tan diferentes, y que nos permite afrontar acontecimientos en principio insalvables, con la sabiduría y sosiego adquirida por mil avatares que han curtido nuestro ánimo, y que nos permite con el tiempo sentirnos orgullosos de nuestra forma de vida, de la importancia de lo que estamos haciendo, a pesar de la falta de comprensión a la que nos vemos sometidos en ciertos momentos a lo largo de nuestra historia.
José Antonio Vidal Gámiz. Economista. Jaén
Carta a un paisano:
Querido amigo, tenemos que dar las gracias a nuestros antepasados por dejar dentro de nuestras fronteras tanta naturaleza y belleza. Tenemos y debemos dar las gracias a todos los que un día sudaron esta tierra plantando y cultivando los que hoy son nuestro olivos. Tenemos que dar las gracias por dejarnos aprender de sus técnicas y costumbres, porque, querido amigo, como tu bien sabes, no hay olivos malos sino malas manos que los trabajen.
Querido amigo, algunos dicen que Jaén es paraíso interior, pero se equivocan, Jaén es el interior del paraíso.
¡Querido amigo, vente p’a Jaén!
María del Carmen Viedma Mesa. Estudiante de Primaria. Jaén
Jaén es una ciudad muy bonita. Y la gente que vive en ella, también. Las personas de esta tierra son amables y viven a la sombra del Castillo de Santa Catalina y de la Catedral cerca de la que está la casa de Nuestro Padre Jesús.
Cuando subo al mirador del Castillo, desde la Cruz, veo todo Jaén y me emociono. Me alegro mucho de ser jiennense.
Manuel Vieites Rodriguez. Hostelero. Jaén
Y desde su cumbre se otean
Bastos moriscos tejados
Entre sí entrelazados
Rojas y largas azoteas
Al fondo las vías del tren
La catedral las preside
Desde su campanario
En su tercer aniversario
Sus edades les pide
Que se las den.
San Ildefonso, la magdalena
Símbolos de cultura
Nobleza y belleza pura
Completan con vista serena
El turista en su vaiven.
Y junto a la cumbre el parador
Distinguido establecimiento
Con internacional reconocimiento
Populista acaparador
En bien del pueblo de Jaén.
Jaén, cuyo nombre procede del árabe y significa “Parada de Caravanas”, viene a sintetizar las pretensiones en todas las índoles a las que aspira nuestra Ciudad y Provincia. El turismo, el comercio, y la industria han de encontrar en nosotros lo que los árabes encontraron y nos nominaron aunque en lugar de Caravanas esperamos paren Trenes, Automóviles de todas las nacionalidades, autobuses y aviones, aún cuando para este último caso la distancia no esté tan a la mano como hubiésemos todos querido.
La grandeza arquitectónica de sus Ciudades, en las que diferentes culturas han dejado su impronta en el curso de milenios, la hacen ser acreedora a la mejor de las suertes, apoyadas en una riqueza forestal solamente comparable a las más distinguidas y reconocidas en el mundo a la que todos debemos rendirle el respeto que merece el legado que desde nuestros ancestros hemos heredado y que es obligación de todos, no sólo mantenerla sino mejorarla para que nuestros hijos y sus hijos se sientan tan orgullosos como nosotros de ser “de Jaén”.
Elena Viedma Vega. Estudiante de Primaria. Jaén
Me gusta Jaén porque es grande y con muchos olivos. Sus calles, algunas son estrellas o anchas. Me encantan sus flores, o sea, sus plantas porque huelen muy bien. Lo peor de Jaén es que no llueve casi nunca y las plantas se secan, y también en verano hace mucho calor. Lo más bonito de Jaén es la catedral y el castillo de Santa Catalina. A mí me gusta la primavera en Jaén porque no hace ni frío ni calor. Yo estoy muy agosto viviendo aquí.
Antonio José Villar Hermoso. Profesor. Torredonjimeno
En ti nací,/ Contigo crecí,/ De ti me fui…/ Tras largos años de ausencia/ Llevándote siempre en mí conciencia/ No sólo no te he olvidado/ Sino que me he reafirmado:
La distancia no es olvido/ Pues Jaén son mis raíces/ Y siempre las llevo conmigo/ Tus olivos, Castillo y Catedral/ Ni he podido ni querido olvidar/ Porque en ti nací
Contigo crecí/ De ti me fui…/ Y junto a ti quiero morir.
Prudencio Villar Sánchez. Hermano Mayor de la Cofradía El Abuelo. Jaén
Paradójicamente y a pesar de mis canas, nunca he escrito nada sobre mi Jaén, sus gentes, su economía, la sociedad, política, cultura, deporte, naturaleza, etc. por todo ello…
Si tuviera que escribir de mi Jaén, no sabría por dónde comenzar, quizás por su paisaje de mares de olivos y parques naturales, la idiosincrasia de sus pueblos y el paraíso que ofrece a quien lo quiera encontrar.
Si tuviera que escribir de mi Jaén, podría recorrer con los ojos cerrados calle a calle mi cuidad. Mi barrio, la catedral, baños árabes y tantos rincones al abrigo del castillo de Santa Catalina, casco antiguo y zonas de expansión, fusión de tradición y modernidad.
No me olvidaría, al escribir de mi Jaén, de su gente, trabajadora, sencilla, hospitalaria, humilde pero orgullosa de su tierra y sus raíces y que lleva por bandera el sentimiento jaenero allá donde va.
Si tuviera que escribir de mi Jaén intentaría, aunque fuera difícil describir con palabras a quien no lo conozca, lo que sentimos hacia una heredada “imagen de madera”.
Lo que se vive cada viernes santo cuando nuestro padre Jesús Nazareno sale a la calle, ya desde su camarín, la fe que nos mueve a pedirle y darle gracias y el consuelo que sentimos con su simple presencia, su mirada o con una oración. En definitiva hay tantas y tantas cosas que se podrían decir, que si tuviera que escribir de mi Jaén no sabría por dónde comenzar.
Claudia Villareal Romero. Estudiante. Jaén
Jaén es bonito. Tenemos parques, restaurantes, lugares donde celebrar fiestas y cumpleaños. Los mayores tienen un lugar para relajarse con el fresco que hace, es el Castillo. Y cuando es invierno hay nieve. Es todo precioso.
En la feria me encantan las atracciones. Todo es muy divertido.
Y en la escuela nos enseñan muy bien. Todo lo de Jaén es emocionante y me hace sentirme bien.
Antonio Jesús Villarejo Rodríguez. Director de la peña los ratones coloraos de Bailén y directivo de la Asociación cultural Carnavalesca Bailenense El Pasacalles. Bailén
Mi lado poético de carnavalero me diría que hablara de Jaén comparándolo con un olivo milenario cuyas ramas son sus provincias y el fruto que dan esas ramas son los jiennenses, pero me puede más mi lado polémico y me sale de mis adentros decir que de sobra sabemos que Jaén es la gran olvidada de Andalucía , no saben lo que se pierden, porque Jaén tiene algo especial que yo no sabría definir con palabras, pero seguro que si le preguntas a cualquier persona que saliera de nuestra provincia por trabajo o por amor te descubrir a el sentimiento que otros no son capaces de ver estando aquí, volviendo a mi vena poética y en resumidas cuentas decir que cuando yo muera, querría ir al infierno porque en el paraíso ya he vivido.
Pedro Amelio Villegas López. Funcionario. Alcalá la Real
Manchas negras/ de aceituna espachurrada/ en el pantalón de pana/ por la vida desgastada/ sudor y trabajo/ de la tierra labrada/ dura la piel del olivo marteño/ que el jornalero labra/ El sudor del terruño/ de la tierra rajada/ por falta de la lluvia tan anhelada./ Verde paisaje/ de pintura verde/ sobre el gris de la tierra/ y cortijos de agua/ labriegos del viento/ con la pesada azada/ del Jaén de mis sueños/ de mis sueños del alma./ De castillos pintados/ sobre verdes montañas/ salpicadas de olivos/ de sudor y de lágrimas/ y de manos callosas/ y de frentes rajadas/ de ruegos y plegarias/ para pedir esa agua/ que nos riegue el mañana/ y nos llene de oro/ la ánfora de hojalata/ Jaén de sudor, amor y labranza/ preciado paisaje / salpicado de montañas/ de blancos castillos/ y de sueños de agua.
María Dolores Virgil. Presidenta de la Asociación de Vecinos Cruz del Lloro. Martos
El movimiento asociativo está formado por mujeres y hombres que conviven en los barrios de nuestra localidad y trabajan conjuntamente para procurar dar respuesta y buscar soluciones adecuadas a la demanda y problemas que se plantea en el día a día. Y de este modo lograr la meta como de conseguir mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.
Miguel Viribay Abad. Pintor. Jaén
Cabrera Infante decía que solo los árboles tienen raíces. No es verdad. La mayor diferencia que puede existir entre dos egregios poetas andaluces -Juan Ramón y Antonio Machado- está en la percepción de la luz, en su asimilación de esta herencia natural que nos brinda la tierra andaluza. Para Ibn'Arabi, este es el lugar donde el alma se ve a sí misma, totalmente en paz.
Mis recuerdos están unidos al paisaje solemne del olivo. No, no es Úbeda, ni un lugar de Úbeda, donde nací, el que brota inesperadamente en mi memoria. Ni siquiera Jaén -donde habito desde niño, Antonia alumbró a mis hijos y murieron mis padres- tiene ese poder enigmático que recuerda la memoria involuntaria que me asiste desde siempre. Es la tierra de Jaén, con el feliz e infeliz recuerdo de sus gentes, la que me habita y me nutre. Sí, aunque Cabrera Infante dijese lo contrario, estas son mis raíces.
Si la vibración de la luz forma parte de los secretos de Andalucía, la forma de derramarse sobre los espacios de las serranías de Jaén, de Mágina, Cazorla… conforman mi verdadero paisaje del alma, tallada por el olivar que, como el Guadalquivir, corre hacia la llanura en apacible encuentro con la mar.
Manuel Vivas Muñoz. Funcionario. Jaén
A los pies del Alcázar defensivo y señorial,/ Jaén se arracima hermosa en su ladera,/ certera de valía defensiva y batallas de otros tiempos,/ crisol y herencia de culturas recibidas que atesora,/ íbera, romana, árabe, judía y cristiana,/ batallón de olivos centenarios./ Eres puerta de Andalucía./ Balcón de luz y sol en la mañana./ Siete puertas cierran tus murallas,/ celosas de recuerdos y tesoros acunados,/ majestuosa Catedral con sus torres agujadas,/ relicario renacentista de filigranas y cantos esculpidos,/ Vandelvira, Señor y Cantero de arrebatadora maestría / Catedral de la Santa Faz./ Interiores de silencios venerables./ Patrimonio de la Humanidad./ Y sus campanas repican sones celestiales,/ plegarias de un delirio, magia y sentimiento,/
¡Viva el Abuelo! en madruga de Viernes Santo,/ llanto desolado prendido en llamas de ciriales,/ noche que nace silenciosa por alma del Santo Reino,/ venerante por nuestro Padre Jesús Nazareno./ Por la carrera, plazuelas, campillejos y callejas,/
desde el Pilar del Arrabalero hasta el barrio de La Malena,/ trota con brío altanero y elegante compostura,/ un caballo alazán con ricas jaeces y sobre su montura,/ lleva la gracia y el garbo de una bella mujer jaenera./ Ojos negros y piel morena./ Embrujo de su hermosura./ Por guapa, por sencilla y aceitunera.
Vega Sabariego, Miguel Ángel. Diseñador gráfico. Jaén
Sabor a pueblo. Gente de calle que se saludan con la mirada. Dimes y diretes que serpentean por sus cuestas sin más fin que el conocerse un poco más. Hablar del barrio de La Alcantarilla en Jaén es llenarme de emociones. Mucho ha cambiado desde aquellos años 70 de mi infancia donde una gran alcantarilla comandaba el barrio y los vecinos, cada día de San Lucas, íbamos hasta el puente para ver los fuegos artificiales que se lanzaban desde La Alameda, mientras un olor pestilente se introducía por nuestras fosas nasales. En la actualidad no existe la alcantarilla, la Variante Sur la tapa y de esa zona sólo queda el pino, hoy en la rotonda, que daba entrada a la antigua fábrica de aceite. Soy de los que un día salió del barrio, aunque vivo muy cerca de él. Sigo paseando por sus calles casi a diario, sigo visitando sus bares y mis amigos siguen allí. La Alcantarilla me acunó, me educó y me vio sacar los pies del plato, así que para mi no es sólo un barrio, forma parte de mi ser.
Santiago Ydáñez Ydáñez. Pintor. Madrid
De la N de Jaén
De casi la ‘n’ de Jaén vengo yo. Donde Andalucía se amansa y se hace Mancha. Para eso hay que atravesar desde la capital ciento y pico kilómetros de tortuosa carretera. A la derecha, extensos olivares, hasta la Sierra de Cazorla, Las Villas y Segura. A la izquierda, la serena Sierra Morena, con sus lomas de jaras y encinas. El otro camino que frecuento es el que va a Granada, atravesando Sierra Mágina. De abrupta belleza y de sereno y placentero conducir.
A Jaén voy a comer, a beber y a reír. Tengo la suerte de conservar en Puente de Génave a mi familia y a mis amigos de la infancia y a los vírgenes paisajes segureños. Sólo se puede hablar bien de esta tierra donde el amargor es deleite.
Cheikh Youba Abdel Kader. Presidente de la Asociación de Mauritanos en España. Jaén
Cuando casualmente alguien “de por ahí” como nos llaman “cariñosamente” se encuentra en tierras Jiennenses por el motivo que sea, lo primero que le llama la atención es la curiosidad de “los de aquí”, que muchas veces asociamos a la mala mirada y otros calificativos no siempre acertados.
En mi caso, me equivoqué al pensar que el hombre que me seguía el día que llegué a la estación de autobuses de Torredonjimeno era espía o policía (por mi condición de refugiado político indocumentado), cuando su única intención era acercarse a mí y ofrecerme ayuda, compañía, apoyo psicológico y material.
Con el tiempo, me di cuenta de que no me había equivocado de destino, que era cierto lo que me enseñaron en mi infancia, que el “país” del olivo, ese árbol sagrado para nosotros musulmanes, es el país donde la persona se quiere como a la aceituna, se cuida como a la aceituna, y sobre todo se valora como a la aceituna, y que como descendiente de los Almorávides, de los últimos árabes en salir de Andalucía rumbo a Bilad chinguetti (Mauritania), encontrarme entre olivos a escasos kilómetros de la Alhambra y de la Mezquita de Córdoba es un lujo y un privilegio provocador de envidias, y no es de extrañar, que cuando me preguntan de donde soy, les contesto con seguridad y orgullo: Soy Jiennense
Saskia Zafra Valderas. Estudiante de Primaria. Jaén
Jaén, mi tierra, esa que me envuelve en su cielo azul, que me llena de alegría con el ritmo de sus ríos tan hermosos, con esas sierras tan verdes y esos monumentos tan bonitos… como tú. Jaén, mi tierra, Jaén, mi ciudad, esa que siempre estará conmigo desde el amanecer hasta el anochecer, en los buenos y en los malos momentos. ¡Qué podemos decir de ti, Jaén, si todo lo tienes! Tienes amor, esperanza, felicidad, orgullo y mucho más. ¡Cuánto te quiero! Ay, ay, ay, ¡quién puede ser mejor que tú, Jaén! Eres mi tierra por siempre jamás. Quizá haya un día en que te tenga que decir adiós, pero siempre estarás en mi corazón.
Sebastián Zamora García. Presidente de la asociación Abriendo Camino de Mengíbar y Comarca. Mengíbar
Desde nuestra humilde asociación querríamos homenajear de manera muy distinguida a toda la comarca jiennense y en particular a nuestro querido Mengíbar. Su apoyo y generosidad hacia nuestros protagonistas hacen aflorar un vínculo especial que nace en este colectivo entre niños y sobre todo entre los padres que se mantienen a salvo en la batalla. Nuestra torre es emblema del sentir mengibareño, fuerte, solemne, intachable, que durante años se ha hecho parte de nosotros y hoy, a pesar de los tiempos en los que andamos cada uno con nuestras luchas personales siguen apoyando la causa, razón de ser de esta entidad. Agradecemos sinceramente esta ventana, que esta gran institución nos ofrece y a la que nos sentimos unidos por su buen hacer al servicio de la información y aprovechamos la oportunidad para reconocerles todo el esfuerzo, el apoyo y la solidaridad que nos han demostrado en nuestros diez años de andadura. Realmente el camino ha sido duro, los senderos pedregosos pero la ilusión, la fe y la esperanza nos mantiene en pie, son muchos los motivos y grandes los apoyos.
Pío Zelaya Castro. Médico. Jaén.
El ángel de Arbuniel
La fuente limpia que se eleva a la brisa fresca / recorre las calles como el frío indiferente que recibe a este poeta viajero que llega ausente /porque ha equivocado el camino una vez más.
Se desvió un paso, camino de la Alhambra / y ahí perdido, aquella mañana de invierno le regaló un ángel, atormentado y forastero quedó mudo ante esa hermosa luz venida a la tierra, era un trozo del cielo más azul y brillaba como los rayos del sol. El poeta sin dios se encontró con el más bello de los ángeles con manos que curaban y daban calor como si hubieran tomado del mismo manantial su magia.
Aquél poeta comprendió que era un ángel de verdad y le fue compañero un solo día en el camino, nunca supo si vino del cielo o de la misma tierra, pero a donde fue dio testimonio cual varón apóstol de aquella bella alma que un día encantó sus ojos y que lo mantuvo desviado, en un lugar tan perdido como la Virgilia, para dar cuenta de su precioso y único ángel.
APORTACIONES GRÁFICAS
698. Rafael Casas, fotógrafo. Jaén
699. Agustín Muñoz. Fotógrafo. Jaén
700. José Poyatos. Fotógrafo. Jaén
701. Francisco Calero. Fotógrafo. Jaén
702. Joaquín Castillo.- Sierra de Segura
703. Juan Carlos Fernández. Fotógrafo. Martos
704. Beni. Ilustrador gráfico. Argentina
705. Vica. Ilustrador Gráfico. Jaén
706. Juan Carlos Contreras. Ilustrador Gráfico. Jaén
707. Justi Muñoz. Fotógrafo. Jaén
708. Díaz Martínez. Fotógrafo. Linares