Un jueves con secreto

Sin duda, nosotros trazamos el camino, empeñados en lo que nos pertenecerá para siempre. Aunque tropecemos, sólo los inteligentes son felices y aprenden del pasado, que nos define. Así pasamos de la queja a la transformación. Como una máquina de precisión nos configuramos respecto a lo que hemos sido, y así, y solo así, podemos afrontar el presente de modo practicable y aspirar a un futuro posible.
Pero todo está relacionado: El pasado no es algo estático, sino un relato de lo que somos, la cadena que nos trae hasta el hoy. La selección de los episodios y anécdotas revela la fábula en la que nos desenvolvemos. Al elaborar esa narración y esos signos que se van combinando, se realiza la composición. ¿Vale hacer trampas? El autoengaño elimina lo que no nos gusta de nosotros mismos, pero por mucho que nos empeñemos, las Erinias, es decir los remordimientos, no dejarán de recordarnos qué hicimos mal: La conciencia se erige como referente de lo que —tarde o temprano— aflora. Yo he aprendido pocas cosas, diría con vanidad de sabio acomplejado, pero una de ellas es no forzar las situaciones.
Cada vez que lo hice, lo lamenté después. Prefiero que las cosas fluyan poco a poco y se den por sí mismas, y si han de acabar, que se diluyan en un caudal que va perdiendo fuerza. No solo se trata de un diálogo con el presente, con las personas y las circunstancias que te rodean, sino también de un monólogo interior en una negociación con lo que te pertenece ya para siempre, que forma parte de ti, ese camino emprendido, el recorrido transitado. No existe la felicidad, no al menos como algo eterno o esencial. Sí, los momentos felices, por supuesto. Frente a su promesa vacía y universal, como un límite inalcanzable, cuanto más se la persigue, más se aleja.
Y no hay ninguna razón por la que debamos ser felices o infelices más allá de lo que avalen nuestros propios actos. Volver los ojos hacia atrás con la mirada limpia, no tiene precio. El tiempo se encarga de todo. Por eso hoy tengo un secreto: La certeza de sentirme afortunado, el calor íntimo de la tranquilidad.

    11 jun 2015 / 15:43 H.