Un islamista se convertirá en el primer presidente electo de Egipto
Los Hermanos Musulmanes, la organización islámica más numerosa del mundo, alcanzó en la jornada dominical el poder en Egipto con la victoria de su candidato, Mohamed Mursi, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de la semana pasada.
La organización, prohibida durante décadas en el país, hereda el poder de manos del hombre que durante años les impidió comparecer a los comicios como partido, el derrocado ex presidente Hosni Mubarak, quien ahora languidece en el hospital tras su expulsión del cargo en las protestas populares de 2011.
La organización, prohibida durante décadas en el país, hereda el poder de manos del hombre que durante años les impidió comparecer a los comicios como partido, el derrocado ex presidente Hosni Mubarak, quien ahora languidece en el hospital tras su expulsión del cargo en las protestas populares de 2011.
En uno de los primeros comentarios de la organización tras el anuncio del resultado, los Hermanos declararon “el inicio de una nueva era para Egipto y para el mundo árabe” a través de un mensaje publicado en la cuenta oficial en Twitter de la organización, donde anunciaron que el nuevo presidente “ya ha comenzado las conversaciones para formar su equipo presidencial y un nuevo Ejecutivo que realmente represente a Egipto tras la revolución”.
“Al tiempo que los egipcios celebran su libertad, rendimos tributo especial a los mártires de la gran revolución egipcia: su sangre no se derramó en vano”, añadió el grupo en un recuerdo a los más de 840 muertos y más de 6.400 heridos por la represión de las fuerzas de seguridad durante las protestas.
Así, Mursi, secretario general del Partido Libertad y Justicia —el brazo político de los Hermanos—, será el primer presidente civil de la historia del país al obtener un 51,73 por ciento de los votos en las elecciones. Su rival, el ex primer ministro Ahmed Shafiq, se hizo con un 48,27 por ciento. La tasa de participación fue del 51 por ciento, más alta que la estimada en la primera ronda (46%).
Decenas de miles de personas congregadas en la plaza Tahrir (El Cairo) recibieron entre vítores la designación de Mursi, anunciada por el presidente de la Comisión de las Elecciones Presidenciales, Faruk Sultan. Nada más conocer el resultado, los congregados aprovecharon para pedir el fin del dominio de los militares sobre la política egipcia, control que asumieron tras el derrocamiento de Mubarak, y que aumentó en los últimos días con la promulgación de un anexo a la Declaración Constitución del país que amplía sus poderes a expensas del presidente. El jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, Mohamed Tantawi, aplaudió el resultado de los comicios y felicitó al islamista vencedor.
Mursi pone así fin a más de 60 años de monopolio castrense en el cargo: todos los presidentes egipcios desde el golpe militar de 1952 —Mohamed Naguib, Gamal Abdel-Nasser, Anwar Sadat y Hosni Mubarak— procedían de las filas del Ejército.
La mera comparecencia de los Hermanos Musulmanes como un partido era una idea impensable hace unos años. Bajo el régimen de Mubarak, la organización se vio obligada a presentar a sus candidatos como independientes.