Un “hurra” por las mascotas

Desde Jaén Juana Mari Mena Ruiz
Se aproxima junio, y con “él”, el despiadado abandono de los animales que durante todo un año han sido nuestras mascotas,” los perros”. Trescientos sesenta y cinco días en los cuales han colmado de alegría nuestro hogar, han arrancado a nuestros hijos muchas sonrisas, los han distraído con sus juegos, o mejor aún, se han convertido en sus mejores amigos.

    27 may 2013 / 18:38 H.

    Según estudios científicos realizados, un perro en casa mejora la autoestima del niño, lo enseña a responsabilizarse, aumenta el bienestar del hogar, reduce la sensación de soledad, el mero hecho de acariciarlos les merma la ansiedad y los relaja. Sin embargo todo esto es poco cuando llega el momento de las vacaciones, cuando falta un mes para este esperado acontecimiento, pensamos qué hacer con ese animal que tan buenos momentos y beneficios nos ha brindado. Entonces decidimos que el perrito se ha hecho mayor, ya no es tan gracioso. ¿Qué hacer con él este verano? La primera opción a la que se recurre es el abandono. La especie canina, jamás haría eso con nosotros, ellos no nos dejarían en la calle, en el campo o peor aún, en una carretera abandonada sin alimento ni agua. Este verano, como tantos, tendremos que acostumbrarnos a verlos abandonados a su suerte, durmiendo bajo algún coche o en algún portal. Es típica la frase “qué listo es mi perro, solo le falta hablar”, pues si tuviese esa capacidad, seguro que preguntaría cosas como estas: ¿por qué me abandonáis? ¿Qué os he hecho yo? ¿Por qué tardáis tanto en venir a recogerme? ¿Se habrá perdido mi amo? Ignorantes, al no sospechar que sus dueños no volverán para recogerlos, ya no los necesitan, han perdido su encanto de cachorros adorables y juguetones, pasando a ser un perro más serio para ellos se han convertido en un estorbo y aun así, ellos seguirán esperando tan deseado momento. Ni esto es justo ni ellos a nosotros nos harían lo mismo. Entonces, ¿por qué lo hacemos nosotros? Quiero comentaros un caso que todavía, a pesar del paso de un año, no he podido olvidar. En el verano de 2012, llegó a mi puerta una perra de no más de un año, mi hija sensibilizada con los animales le dio de comer una tarde. A partir de ese instante vino todos los días. Mi hija le daba de beber y de comer. Así durante un mes. De pronto un día no volvió más, cuando llegamos por la tarde, la perrita a la que bautizamos con el nombre de “pulgosa” no estaba, pensamos que estaría en otra calle y más tarde vendría, pero no fue así, ese día no vino ni al siguiente tampoco. La dimos por desaparecida. El final fue que mi hija se hartó de llorar y yo todavía me pregunto: ¿dónde estará? ¿Cuál habrá sido su destino? ¿Qué suerte habrá corrido en esta su infortunada vida? ¿Qué pecado habrá cometido para verse sola y abandonada? Este hecho sucede todos los años. Cuando llega la época estival, miles de animales son abandonados en toda España por personas que carecen de corazón y sentimientos. Este año antes de abandonar a vuestro perro, debéis saber que la edad de un perro adulto equivale a la de un niño de 2 años. ¿Os imagináis a vuestro hijo de esa edad abandonado en una carretera? No, no hay motivos para imaginar un hecho así, aunque sería demasiado duro y cruel. Tratándose de un perro la cosa cambia, ¿verdad? Al fin y al cabo es solo un animal, pero no debería ser así. El motivo de escribir esta carta es el intento de sensibilizar a esos dueños de mascotas que quizás estén pensando qué hacer con sus perros este verano. Os recuerdo que hay perreras que se quedan con ellos por muy poco dinero, también puede quedárselo un vecino, amigo o familiar. Hay siempre una salida. Lo último es el abandono. Si con esta carta he logrado evitar el cruel destino de un perrito me habré dado por satisfecha. Un saludo.