Un hotel en "cuarentena" por una muerte en Jódar

Una de las trabajadores de un céntrico hotel de Jódar se incorporaba ayer a su puesto de trabajo. En su ronda rutinaria, sobre las doce de la mañana, comprobó que, en una de las habitaciones, había un cadáver sobre la cama. La puerta no estaba cerrada por dentro, por lo que la abrió sin problemas. Era uno de los clientes que, al parecer, había fallecido hace unos días. Horrorizada, llamó al responsable del negocio, Faustino Viedma del Río. Este tras acceder al cuarto, decidió acudir al cuartel de la Guardia Civil, a escasa distancia, para dar parte de lo ocurrido. Una patrulla se personó enseguida y se dio aviso a los servicios sanitarios, que se desplazaron desde el centro de salud del municipio. “Le explicamos que estaba negro y la médica se puso muy nerviosa”, relata. Acto seguido, se negó a subir a la estancia, asegura el hostelero, y, como abunda: “Decidió que tenía que activarse el protocolo ante un posible contagio con el ébola”.

08 oct 2014 / 10:01 H.

Las primeras informaciones de fuentes del caso, a las que tuvo acceso este periódico sobre las dos y media de la tarde, hablaban de la muerte de un subsahariano y apuntaban a que se investigaba si se debía a un contagio por el virus del ébola, aunque se dejó claro que era necesario conocer la opinión del forense. Fuentes de Salud, ni confirmaron ni desmintieron este extremo, sino que remitieron a la Delegación del Gobierno en Jaén para aportar más datos. Mientras, en el municipio galduriense, las sospechas todavía no se habían disipado. De ahí, que se optara por cortar la vía donde está este negocio, en el tramo comprendido entre las esquinas de las calles Tarifa y Compositor Gómez de la Serna. Guardias civiles y policías locales impedían que circularan vehículos y, en el interior del establecimiento, permanecían, “en cuarentena”, el propietario, dos empleados y un cabo de la Benemérita. “Tuvimos que comer allí, la orden era que no podíamos salir y estaba prohibido también la entrada al establecimiento”, afirma el empresario.


En la calle, los vecinos asistían atónitos al trasiego. “Había policías y guardias y habíamos escuchado que se trataba de un caso de ébola”, relata una de las residentes en el barrio. Desde una de las casas, se observó como llegaban hombres vestidos con monos blancos, lo que no contribuyó a tranquilizar los ánimos. La imagen recordaba a las fotografías tomadas en casos de afectados con la enfermedad. A las cuarto de la tarde, aproximadamente, acudieron responsables del centro de salud, que sí accedieron a la habitación, y dejaron claro que no se trataba de un contagio por el mortal virus, sino de una muerte por intoxicación. La labor de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que también revisó el lugar del hallazgo del cadáver, contribuyó a esclarecer que el difunto no era de origen africano, sino que se trata de un joven, con residencia en Linares, aunque de origen catalán, que se había hospedado en este hotel. Sobre las siete de la tarde, la Junta confirmó que no se trataba de un caso de contagio y precisó que el protocolo por ébola no se había llegado a activar.
El aislamiento del personal del hotel y del agente de la Benemérita se mantuvo durante unas cuatro horas, lo mismo que el corte de la calle. En cuanto al levantamiento judicial del cadáver, se produjo sobre las seis y media de la tarde. El cuerpo fue trasladado a la capital para su autopsia. Unas siete horas después de que saltara la falsa alarma, la calma regresó a la calle.