Un hijo ilustre de Andújar
En Andújar, el 24 de diciembre de 1956, nació un hijo ilustre de esta ciudad. No ilustre: por sus títulos, ni por su poder, ni por su riqueza; sino ilustre por su sencillez, por su naturalidad, por su entrega a los demás, por su espíritu de servicio, por su pobreza evangélica, por su vida cara a Dios y a los demás.
Él se llama Miguel Jesús Gutiérrez Amaro. El recibió de sus padres, Antonio y Micaela, desde su nacimiento, una profunda formación humana y cristiana, después los Padres Paúles de Andújar completaron su formación. Unos y otros y la llamada de Dios hicieron surgir en él la vocación sacerdotal y misionera. Con los Padres Paúles terminó su formación y realizó sus estudios en: Andújar, Madrid, Ávila, Burgos y París. Recibió la Ordenación Sacerdotal, en Valencia, en 1982, de un Papa, Juan Pablo II, y de un santo, San Juan Pablo II. Y como anunció desde que Dios lo llamó, él se ordenó sacerdote para ser misionero y así lo hizo. Decididamente, abandonó su familia, su país, su comodidad, sus raíces, sus amigos y se fue a Madagascar, en el continente africano, para allí atender a los pobres, a los más desfavorecidos, a los marginados de este mundo, y allí está desde 1984, hace 30 años ya. En Andújar, hoy, sigue reluciendo la luz de su vocación y el esplendor de su llamada divina. Con este ilustre hijo de Andújar se puede hacer un alegato a la generosidad y a la fe, a la capacidad de los iliturgitanos de conquistar nuevas tierras para llevar espléndidamente la caridad de Jesucristo a todos los seres humanos, estén donde estén, y vivan como vivan. Ahora este misionero está entre Andújar y Madrid rehabilitándose de una enfermedad que le impide estar en su misión en Madagascar. Pidamos a Dios y a la Santísima Virgen en su advocación de la Cabeza y de la Medalla Milagrosa que cuide de este hijo suyo, que por su elección vocacional es predilecto entre los siervos de San Vicente de Paúl y de su amadísimo Señor Jesucristo.