Un halo de misterio envuelve aún la figura del padre Rejas

La provincia de Jaén es tierra de personas con supuestos poderes sobrenaturales, como el santo Custodio, de Hoya del Salobral (Noalejo). Sin embargo, hay otras figuras de “taumaturgos” menos conocidos como el padre Diego José de Rejas. Nacido en Huelma en 1807 como hijo póstumo, falleció en 1867 en Jamilena, municipio en el que vivió desde 1841. El halo de misterio siguió después de su muerte. Dada su fama, la Iglesia católica emprendió un proceso de beatificación en 1919, que finalmente no llegó a buen puerto. Su cadáver fue profanado durante la Guerra Civil y, hoy, algunos jamilenudos poseen como reliquias huesos atribuidos al religioso.

04 oct 2015 / 08:42 H.


El padre Rejas era un fraile agustino que quedó exclaustrado como consecuencia de la Desamortización. En tierras jiennenses predicó en varios municipios, entre ellos Torredonjimeno y Andújar. Su discurso no estaba en sintonía con el liberalismo de la época. En ocasiones, su presencia daba lugar a incidentes como el protagonizado en Arjona por un supuesto poseso.
Uno de los investigadores que más ha ayudado a reivindicar la figura del religioso es José Carlos Gutiérrez, cronista oficial de Jamilena y presidente de la asociación cultural del municipio. El autor tiene diferentes trabajos sobre el predicador y ha indagado en unas cartas escritas por el personaje o dedicadas a él que se conservan en el Archivo de la Catedral de Jaén. Gutiérrez asegura que la figura del padre Rejas, —que, por ejemplo, da nombre al colegio jamilenudo— no es suficiente conocida, por ello se esfuerza en divulgarla. El interés por los supuestos poderes es tal que está prevista la emisión de un reportaje en el programa televisivo “Cuarto Milenio”.
Entre los milagros atribuidos al predicador están la liberación de Jamilena del pedrisco y las plagas. Se asegura que predijo su muerte, ocurrida justo después de que pasara la imagen del Nazareno ante su casa. Igualmente existe la convicción de que el padre presagió que un barbero quería matarlo y de que dos sicarios que iban a asesinarlo aparecieron sin vida cuando lo esperaban. Asimismo una frase suya se interpreta como una profecía de la Revolución Gloriosa, del año 1868.
Curiosamente no hay imágenes, ni siquiera pinturas, sobre el supuesto “taumaturgo”. No obstante, el artista de Jamilena Pablo Beltrán hizo un retrato en carboncillo inspirado en la somera descripción física que se hace en la causa de beatificación. Se trata de una idealización de cómo pudo ser el rostro del enigmático personaje del siglo XIX.