Un golpe a la conciencia de España, del Blog Palabra perdida
Con permiso de Sabina, me detendré hoy en otro ubetense al que no se le ríen las gracias, entre otras cosas porque nos pone ante un espejo como sociedad. Y que te critiquen los vicios no suele aplaudirse. “Todo lo que era sólido” es un ensayo sobre España sus caprichos de nueva rica, los desvaríos nacionalistas y autonómicos, las penurias actuales, los méritos conseguidos por esta joven democracia y el riesgo de perder todo lo importante. Sin fatalismos, pero con el pulso necesario para pedir un cambio que pasa por nosotros.

26 ago 2013 / 12:10 H.
“Lo que se tiró en lo superfluo ahora nos falta en lo imprescindible” sostiene Muñoz Molina en un golpe en el estómago que debería ser lectura obligada. Escocerá, por motivos distintos, a la izquierda autocomplaciente, a los colocados por el sistema, a los naciona- listas, a los medios de comunicación... y a cualquier ciudadano crítico. En un primer foco sitúa a los partidos políticos y su voracidad para ocupar espacios propios de la sociedad donde el mérito debería primar por encima de los intereses del momento. En cuanto al modelo de sus dirigentes:
“En ningún otro campo profesional se puede llegar más lejos careciendo de cualquier cualificación conocimiento o habilidad verificable”.
La crisis y su conversación. Sí, uno de los aciertos, sin duda, de este libro es conectar con esa conversación que no se acaba: la de la crisis económica y de valores. En el trabajo, con la familia, con los amigos está presente y esas ideas de barra y café encuentran en este ensayo el peso argumental del relato de los hechos, de los datos. Duro y, en ocasiones, tragicómico es la sucesión de noticias y titulares sobre urbanismo, dispendios de cajas de ahorro, festejos autonómicos... todos con sus gastos sonrojantes. Un ruido que nadie percibió, contagiados como estábamos del delirio del nuevo rico. Pero pasó y ahora pagamos sus consecuencias. Muchos de nuestros castillos eran de cartón, pero otros pilares son más sólidos y requieren pelear por ellos. Fue un logro común conseguirlos y en nuestra mano está que no queden sepultados. Es nuestra responsabilidad y eso nos recuerda Muñoz Molina