Un genio de la literatura que tendrá siempre quien le escriba
García Márquez sí tiene quien le escriba. Con la muerte del Premio Nobel y maestro de periodistas se engrandece la estela de su poder con la palabra y en la memoria colectiva se hacen más presentes que nunca obras geniales e inigualables con “Cien años de soledad” a la cabeza, su quinta novela, y la más redonda y reconocida de todas cuantas pudieron salir de su pluma a lo largo de su fructífera trayectoria.
La Literatura se queda huérfana y no es un tópico, porque su grandeza no ha encontrado sombra en los escritores actuales, aunque su realismo mágico impregne la obra de gran cantidad de autores, pero jamás a la altura del padre de todos ellos. Convertido en una corriente literaria que desmenuza el tipo de vida en América Latina, con el fallecimiento de García Márquez, “Gabo”, se marcha una peculiar y a veces controvertida y particular manera de entender las letras, en su intento fallido de echar por tierra las normas ortográficas que tanto revuelo suscitó en su día. Desde ese Macondo universal que todos los amantes de la Literatura conocen, supo transmitir una realidad donde la superstición es norma de la existencia y si se sabe mirar con otros ojos, el mundo es un lugar mucho más habitable. Sus obras quedan y por ellas debe ser recordado. Otras consideraciones de tipo político o de cualquier índole, hoy, no tienen sentido ni lugar.