Un ejemplo de cooperación
El deporte es un perfecto instrumento para fomentar la solidaridad y la cooperación entre los pueblos. Un grupo de jugadoras españoles participó en un programa, en República Dominicana, en el que se estrecharon lazos afectivos y culturales durante diez días. La visita, además, fue aprovechada para disputar una Liga de baloncesto, un deporte que cuenta con tradición en este país, sobre todo en la categoría masculina. El colectivo se instaló en la ciudad de Asua y desde allí viajó a San Cristóbal, Haina, San Francisco de Macoris e Higuey. Fue un maratón de partidos. Además se aplazó un compromiso en Ajabón, un municipio fronterizo con Haiti, por cuestiones de seguridad.

La jiennense Rosa María Espejo fue testigo de la experiencia y recorrió en autobús, junto con sus compañeros, las ciudades y conoció las inquietudes de los más jóvenes, sus objetivos para el futuro y la ilusión de progresar. Se mostró encantada de participar en la Liga, pero destaca, por encima de todas las cosas, el haber colaborado en un proyecto que busca potenciar la presencia de la mujer en el deporte. En este país dejan de jugar a temprana edad, debido a que se convierten en madres en plena adolescencia. El equipo de Rosa Espejo logró la victoria en la competición. No perdió ningún partido, aunque en algunos de ellos se impuso por pocos puntos. El buen nivel que exhibió le permitió ser elegida jugadora más valiosa.
Además de la competición, el colectivo, dirigido por Carlos Gómez y Raúl Rodríguez, ofreció un curso de baloncesto en el barrio de La Bombita, situado en Asua. Los más jóvenes aprendieron, durante unas horas, la pasión por un deporte que en España vive momentos importantes tras la sensacional actuación de la selección de Sergio Scariolo en el Campeonato de Europa. La deportista jiennense no se olvida de sus compañeras y elogia el trabajo realizado por Raquel Martín, Cristina Ruiz, Silvia Conde, Elena Silvo, Jhoana Gómez, Estíbaliz Rubio y Ana Rodríguez. Formaron una verdadera familia en el tiempo que han estado disputando partidos y enseñando baloncesto en República Dominicana. Julio Vargas, un ciudadano de este país que reside en España desde hace 24 años, fue el encargado de organizar la gira y diseñar las líneas maestras del programa. Todo lo planificó de forma metódica y se cumplieron los objetivos marcados. Su hermano Rafael, periodista deportivo, fue un perfecto anfitrión durante la estancia. La experiencia resultó gratificante y los dos grupos, tanto el masculino como el femenino, admitieron que vivieron momentos maravillosos y no olvidarán el contacto con los más pequeños, las futuras estrellas del baloncesto dominicano.