21 jun 2009 / 09:53 H.
El Real Jaén afronta hoy un duelo deportivo con el que culminaría una exitosa campaña. El ascenso a Segunda División A pondría el broche de oro a una temporada en la que la afición volvió a La Victoria con la ilusión renovada por un conjunto que no ha defraudado. Pero la cita deportiva de hoy trasciende el ámbito de la competición para convertirse en un verdadero acontecimiento para la ciudad de Jaén y para los miles de aficionados de la provincia. Un hermanamiento con un equipo de fútbol y también una reivindicación por los colores de la tierra. Los casi dieciocho mil espectadores que acudan al estadio son un ejemplo del interés suscitado por un encuentro que evidencia el tirón del deporte rey. Una fiesta deportiva que se vive con intensidad en la capital y que monopoliza buena parte de las conversaciones de estas últimas semanas. Un ascenso que, al margen de las evidentes repercusiones deportivas y económicas para el club, supone también una indudable promoción para la ciudad y la provincia, además de un mayor volumen de negocio para el sector turístico por los desplazamientos de aficiones más numerosas que tiene la categoría. Pero, tanto si se consigue el ansiado ascenso y el partido concluye en una sonora fiesta como si se produjera una indeseada derrota, hay que realizar un llamamiento a la cordura de la afición para que no se produzca incidente alguno. Por más que la ubicación de los seguidores en El Madrigal no fuera la más adecuada, no caben agravios para el reducido número de seguidores que acudirán desde Villareal. Salvo algún pequeño incidente en el que intervino el Comité de la Federación por acciones inadecuadas de aficionados totalmente aislados, el comportamiento de la afición está siendo ejemplar. Sea cual sea el resultado, los seguidores del Real Jaén ya pueden contar la ejemplar trayectoria del equipo a falta del último empujón.